En el día de ayer, el joven afroamericano que fue víctima de violencia policial la semana pasada, se presentó ante la Corte por los cargos que se le imputan: obstrucción a la justicia e intoxicación en la vía pública. La sala estuvo repleta de estudiantes y docentes que se mantuvieron de pie y completamente vestidos de negro en señal de apoyo a Martese Johnson. A pedido de los fiscales, la audiencia continuará el 28 de mayo, cuando estén los resultados de la investigación de la Policía de Virgina.
El miércoles de la semana pasada, Johnson, estudiante de la Universidad de Virginia de 20 años, fue duramente golpeado tras ser detenido por agentes del Departamento de Control de Bebidas Alcohólicas en las afueras de un pub, en la localidad de Charlottesville.
Varias fotos y un video muestran como dos oficiales lo tiraron al suelo y lo retuvieron allí con violencia, sin importarles que su cabeza estaba sangrando. Mientras, Johnson gritaba acusando a los policías de racistas, y testigos exclamaban: "¡¿Qué están haciendo?! ¡Su cabeza está sangrando!". Debido a la lesión tuvo que recibir 10 puntos de sutura.
Los agentes afirmaron que el joven estaba “muy agitado y agresivo”. No obstante, uno de los estudiantes que fotografió el arresto, aseguró que los agentes emplearon más fuerza de la necesaria debido a que el detenido “no estaba comportándose de manera agresiva”. Horas más tarde, cientos de estudiantes de la Universidad de Virginia y vecinos de la localidad, incluido Martese Johnson, salieron a las calles a protestar.
Este nuevo caso de racismo es un ejemplo más de la violencia policial y la desigualdad entre negros y blancos que subsiste hoy en día. Como reflejaron los asesinatos de los jóvenes afroamericanos Michael Brown y Eric Garner, donde en ambos casos los oficiales (blancos) quedaron impunes.
Estos ejemplos ponen de manifiesto que el “fin de las fronteras raciales”, como había pregonado Barack Obama en 2008, está muy lejos de la realidad. La discriminación subsiste en todos los ámbitos de la vida. Cada 28 horas un hombre, mujer o niño negro muere a manos de la policía. Aproximadamente el 25 por ciento de las mujeres negras en los Estados Unidos viven en condiciones de pobreza, la cifra más alta de cualquier grupo. Además, la esperanza de vida para una negra transgénero es de 35 años. Sumado al millón encarcelado, así como los 500.000 sin documentos.
Desde la oficina del gobernador de Virginia, Terry McAuliffe, se pidió abrir una investigación independiente sobre lo ocurrido y se manifestaron "preocupados por los informes de este incidente". Pero la realidad es que poco tiene para esperar la juventud negra del Estado, que los sigue relegando a los márgenes de la sociedad. La salida está en la propia organización de todos los oprimidos, como dijo el historiador Pablo Pozzi en un reportaje para el programa radial Pateando el Tablero: “En la práctica, en términos tanto de trabajadores como de grupos de los así denominados minorías en Estados Unidos, todo lo que se consiguió se consiguió con luchas muy duras”. |