La asunción del nuevo comandante en jefe del Ejército Claudio Feola, luego de los escándalos que llevaron a la destitución de Manini Ríos y José González, muestra el perfil continuista que impera en las fuerzas armadas más allá de los cambios de nombres.
“Yo no estoy en condiciones porque no sé si es real o no"; pocas palabras alcanzaron para ver que el negacionismo continua en las fuerzas armadas y echar por tierra los argumentos del Frente Amplio acerca de una supuesta depuración de los cuadros de la fuerzas armadas que reivindican la dictadura a partir de las recientes destituciones.
Un grupo de Familiares de detenidos desaparecidos esperaba escuchar la postura del nuevo comandante quien al ser consultado declaró “No voy a repudiar hechos del pasado porque no sé si están confirmados o no”.
Feola, al igual que sus predecesores, prefiere mentir y no reconocer las pruebas, testigos y testimonios de que en la dictadura se torturó, asesinó y desapareció, como parte de una práctica sistemática de represión a opositores.
La situación es absolutamente preocupante y constituye otro escándalo para el presidente Vázquez, responsable del nombramiento de Feola. Las declaraciones constituyen una provocación y vuelven a mostrar que en las Fuerzas Armadas prevalece una mirada hacia el pasado reciente de total complicidad con la impunidad y de reivindicación de lo actuado en dictadura. |