Las denuncias vienen desde hace mucho tiempo atrás, antes de que el árbol se desplomara en medio del patio e hiciera estallar la bronca de los estudiantes; los techos ya se caían, los baños (los pocos que estaban habilitados) ya se inundaban, los aires y ventiladores hacía rato que no los prendían por temor a que sucumbiera la instalación eléctrica y los aparatos se incendiaran. Mucho antes también los alumnos ya se hacían cargo de la limpieza por falta de personal auxiliar en el establecimiento.
Esa cotidianeidad en la que los estudiantes transitaban los 180 días de clase, evidencia que no hay prioridad en este gobierno para la educación. Porque no fue sino hasta que los alumnos cortaron la intersección de Congreso y Lavalle que un grupo de funcionarios del ministerio de educación se hicieron presentes para tomar conocimiento de la situación.
Recién allí se les ocurrió que esos problemas podían charlarse en una especie de asamblea entre padres, docentes y estudiantes. En ese mismo momento también le pusieron fecha para reparar tres aulas que están sin uso desde el año pasado. Y dar plazo de una semana para solucionar las dificultades más inmediatas para que los chicos puedan volver a clases.
El Ministerio de Educación de Tucumán, a cargo de Juan Pablo Lichtmajer, y el organismo Construcciones escolares se comprometieron mediante un acta a resolver las prioridades edilicias que comprenden las aulas, baños y las instalaciones de luz y agua para que el lunes 15 los estudiantes puedan volver a clase. Mientras en un plazo mayor se cubrirán los espacios curriculares que aún no han sido cubiertos. El acta además indica que un grupo de padres y alumnos acompañaran y realizaran el seguimiento de las acciones.
“Hoy me movilizo para mañana estudiar”
Las consignas de los carteles utilizados para cortar la calle denotan los cuestionamientos y las salidas que los estudiantes comienzan a ver como horizonte. Varios se dieron cuenta que los únicos interesados en mejorar la educación son los estudiantes y docentes, que los altos funcionarios solo aparecen para sacarse una foto no para mirar las condiciones de estudio, que si toman medidas para defender sus derechos inmediatamente aparecen los lacayos del ministro queriendo dar soluciones.
El deterioro de este establecimiento puede tener similitudes con muchos otros edificios, es difícil pensar entonces que al gobernador Juan Manzur diga que le importa la educación y enfrenta el ajuste del gobierno nacional cuando hay edificios que comienzan a derrumbarse o hay materias que no se dictan por falta de profesores.
Tal y como dicen los estudiantes en sus carteles, el camino para frenar este ajuste y ataque a la educación de mano de los planes del FMI es movilizarse en las calles. |