Las dos cámaras del Parlamento reconocieron este martes la renuncia del presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, y pusieron en marcha una transición que busca mantener en pie los principales pilares que durante décadas sostuvieron al gobierno y el régimen.
Buteflika renunció producto de las manifestaciones iniciadas el 22 de febrero, que comenzaron pidiendo la salida del mandatario y se mantienen hasta hoy extendiendo su reclamo a la salida del régimen de conjunto.
Las protestas apuntan a la salida de lo que llaman en Argelia las "triple B". La expresión alude a los tres políticos elegidos para tutelar la transición: el presidente del Senado, Abdelkader Bensalah; el presidente del Consejo Constitucional, Tayeb Belaiz, y el primer ministro y antiguo ministro de Interior, Nuredin Bedaui, a los que los manifestantes consideran miembros "de la mafia" gubernamental.
El viejo régimen, con un papel central del Ejército en la escena política, buscando a través de este nuevo gobierno y el papel de las fuerzas armadas cerrar las brechas y orquestar una transición ordenada, sin tocar sus fundamentos centrales.
La transición sera tutelará un férreo defensor del presidente saliente: el hasta la fecha presidente del Senado. Nacido hace 77 años, Bensalah es un hombre de la vieja guardia: fue designado presidente del Parlamento en 2002, tres años después de que Bouteflika se hiciera con el poder y se ha mantenido fiel al mandatario y su familia.
Miembro del Reagrupamiento Nacional Democrático (RND), una de las grandes formaciones del régimen, junto al Frente de Liberación Nacional (FLN). Bensalá defendió la reforma de la Constitución que emprendió Buteflika en 2008 para poder optar a la presidencia de forma indefinida, más allá del límite establecido hasta entonces de dos mandatos.
El nuevo presidente interino también fue uno de los promotores de la opción de reelegir al presidente para un quinto mandato consecutivo, candidatura que desató las masivas protestas populares contra Bouteflika.
"El deber nacional me obliga a asumir esta pesada responsabilidad de conducir la transición para permitir que el pueblo argelino ejerza su soberanía eligiendo a su presidente", afirmó Bensalah en un discurso al término del trámite parlamentario que se realizó en forma exprés por temor a las manifestaciones.
La propuesta de aceptar la renuncia de Bouteflika y entregar el poder a Bensalah, como exige la Constitución, salió adelante con los votos del Frente de Liberación Nacional (FLN), que gobierna desde la independencia en 1962, y de su socio, la Reagrupación Nacional Democrática (RND).
La designación de Bensalah generó una inmediata respuesta en el centro de la ciudad de Argel donde miles de estudiantes se congregaron en torno a la plaza de la Grand Poste en una protesta multitudinaria que fue reprimida por la policía.
La manifestación de este martes es una de las primeras en ser reprimida duramente, ya que en las protestas que se vienen sucediendo cada viernes tanto la policía como las fuerzas armadas habían tomado una actitud pasiva solo controlando las mismas.
Las fuerzas antidisturbio emplearon gas lacrimógeno y extendieron un férreo cordón policial para detener la marcha de los estudiantes, que gritaban consignas como "Poder asesino".
"Estábamos cerca de la Facultad central. Éramos un pequeño grupo, la Policía nos rodeó. Usaron gases lacrimógenos y cañones de agua mientras intentábamos huir", afirmó a la agencia Efe uno de los estudiantes en la céntrica plaza de Audin.
Marchas similares, igualmente reprimidas, tuvieron lugar en otras ciudades del país, como Tizi Ouzu, la capital de la Cabilia. En las protestas se volvió a exigir la caída del régimen al completo, incluidos el nuevo primer ministro, Nouredin Bedaui, y el jefe del Ejército, el general Ahmed Gaïd Salah.
"Son los mismos. Bouteflika ha renunciado, pero dejaron a Bensalah, que es un símbolo del régimen. No vamos a cesar", aseguró Amin, un estudiante en geología que, al igual que el restó, usó pañuelos y vinagre para neutralizar el efecto del gas
Iniciada la transición el régimen busca neutralizar las protestas, pero se prevé que sera complejo ya que tanto el Gobierno interino como el movimiento social de protesta se asoman a un momento crítico en el que tendrán que hacer frente a sus objetivos.
La situación económica que golpea a los trabajadores y los sectores más pobres, son junto a las demandas contra el régimen político, el motor de las movilizaciones que luego de conseguir su demanda central, la renuncia del presidente, ahora se mantienen. |