Las penas son de nosotros
Acá se respira cierto aire conservador. Un paisaje dominado por el agronegocio y el comercio en las zonas más pobladas, como Capilla del Señor, Los Cardales y Parada Robles en menor medida. La naturaleza generosa ha dotado al partido de su principal fuente de riqueza. La tierra fértil de una zona núcleo donde se concentra la producción de soja. Apenas algunas plantas fabriles en la periferia y un parque industrial en construcción sobre la ruta 6 que promete un lejano desarrollo completan el marco general.
La crisis económica va incrementando aceleradamente el deterioro de la mayoría de la sociedad. Eso es incontrastable a simple vista. Como no contamos con datos actualizados para ponerlo en números vale presumir que tal vez las cosas estén como en 2001, o peor aún, cuando el 13% de los hogares de Exaltación no tenía cubiertas sus necesidades básicas y otros datos, ahora de 2010, arrojaban que más del 20% de la población no había terminado la escuela primaria y apenas el 4% contaba con título universitario.
Sin industrias las clases laboriosas se concentran principalmente en el municipio, el hospital y las escuelas. El trabajo domiciliario, el comercio y otros servicios aparecen como ocupaciones secundarias pero que absorben una importante cantidad de trabajadores. Claro que tampoco sabemos cuántos están desocupados, cuántos subocupados y cuántos precarizados. El campo, como sí sabemos, no requiere mano de obra explotable en extensión.
La Iglesia Católica tiene una larga tradición y arraigo, aunque hoy en día los evangelistas han salido a disputarle el territorio, sobre todo en los sectores más empobrecidos. Pero sin duda la prédica pacificadora de las religiones impregna las almas tranquilas de los aldeanos.
Sobre esta base se estructura una sociedad estable, donde la clase parasitaria ejerce una dominación de cercanía sobre una clase trabajadora relativamente pasiva. La heterogeneidad de los asalariados del campo y la ciudad, su aislamiento y la inexistencia de experiencias históricas de lucha, se suman a las condiciones materiales y explican, en parte, esta pasividad.
Docente luchando también está enseñando
El conflicto social más relevante, entonces, tiene a los docentes de escuelas públicas no solo como los protagonistas principales, sino ya como los únicos. La lucha de clases se expresa en el ámbito educativo, por ahora de manera excluyente. La figura del patrón aparece difusa y mediada por el Estado. Por eso la lucha docente es emblemática y nos coloca ante una enorme responsabilidad de cara a nuestra clase y a las demás clases oprimidas de esta sociedad.
Aquí también la burocracia sindical docente funciona como un elemento de contención. Quizás no tanto por la contradicción entre una base social combativa y una dirección conciliadora, sino más bien por un tipo de conducción que suele adaptarse a lo más atrasado de su base. Una dirección sindical que administra el conflicto y dilapida la posibilidad de su desarrollo.
Pero tampoco se trata de la típica burocracia peronista, patotera y macartista. Es más bien una burocracia edulcorada que funda su legitimidad en un entramado de relaciones personales, de lealtades, y en cierto prestigio de “buena gente que la pelea como puede”. Su práctica sindical podría inscribirse en una especie de pulsión burocrática, donde se juega la estricta disciplina verticalista en equilibrio con un consenso de amigos. Carece, además, de cuadros formados en la escuela de la tradicional burocracia sindical.
La lista Celeste del Suteba retiene así una dirección sindical que no conduce, o sí, pero en el peor sentido, en el de despolitizar y desmovilizar a su propia base. Se para desde el posibilismo, esa corriente reformista nacida en el movimiento socialista de Francia a fines del siglo XIX que levantaba la proclamaba política de luchar solo por lo “posible”. Una política suicida que definitivamente conduce a la desmoralización de la clase obrera y a su derrota.
Después de un 2018 plagado de paros aislados, de marchas multitudinarias, pero sin continuidad, sin democracia de base, sin asambleas para decidir, sin involucrar a la comunidad, esta conducción local, como la provincial, se dedicó a circular la patética “consulta a las bases” con la expectativa de lograr una masiva adhesión y así justificar la claudicación anunciada del FUDB.
Parodia de democracia sindical
En Exaltación la dirección seccional del Suteba convocó a la consulta y mantuvo una supuesta neutralidad. Se abstuvo de opinar sobre la cuestión de fondo. “Que resuelva la base docente” decían. Sin orientación, sin debate y con mucha desinformación se impuso la aceptación acrítica de la mayoría circunstancial que participó.
La burocracia había presentado la consulta como el método más democrático. Dijo de antemano que era un “mandato”, cuando en realidad, según el mismo estatuto del Suteba, la consulta que se extiende a los no afiliados no es vinculante. Por si fuera poco la puesta en escena se pareció a una elección de principios del siglo XX, cuando bajo el régimen conservador se votaba sin padrones, sin fiscales opositores y al final de día el oficialismo se llevaba la planilla donde se anotaban los votos luego de acarrear electores a punta de pistola. Una burla al sentido más elemental de democracia.
Así y todo ahora la burocracia celeste tiene otro problema. La presión desde abajo, la bronca generalizada de los y las docentes y la postura combativa de la Multicolor llevaron a Baradel y a la Celeste a una posición incómoda. No pudieron firmar la paritaria con Vidal como les hubiese gustado. Se fractura o debilita la alianza con los otros gremios docentes en el FUDB. Queda a la vista la debilidad de Baradel y están expuestos a la crítica tanto sea por derecha como por izquierda. Por derecha por no cerrar el acuerdo como ansiaban. Y por izquierda por su posición timorata, que ni cierra ni enfrenta, ni combate.
Multiplicar la Multicolor
El pasado miércoles 10 de abril, en el primer día del paro de 48hs convocado por las seccionales Multicolor, algunos docentes de Exaltación adherimos porque tenemos claro que la única manera de enfrentar al gobierno ajustador de Vidal no es por vía de la conciliación sino de un plan de lucha escalonado, decidido en asambleas por escuela, involucrando a toda la comunidad educativa y con un programa que abra una salida a la crisis desde el interés de la clase trabajadora.
Por eso en Suteba Exaltación de la Cruz tenemos que construir la Multicolor, para fortalecer nuestra pelea y recuperar nuestra herramienta sindical para ponerla al servicio de esa lucha. |