Todos los fines de semana hay una oferta enorme para salir a bailar este y otros géneros de música electrónica. Por lo general se lo cataloga como algo "moderno", pero en realidad surgió hace casi 40 años como una respuesta fascinante a una realidad devastadora
El término “techno” generalmente es relacionado a toda la música electrónica, pero sólo es uno de los géneros que la componen. En realidad, hay tres grandes ramas (entre otras): el House, el Techno y el Trance, con un sinfín de subgéneros. Se caracterizan por su composición orientada al baile, con sonidos sintéticos y ritmos bien marcados y repetitivos.
A comienzos de los 80 en Chicago (EE.UU) surgieron los pioneros: Frankie Knuckles, a quien se lo conoce como “Godfather of House” y Ron Hardy. Knuckles era el DJ del club “Warehouse” (de donde sale el nombre del género). Ahí mezclaba Disco, Funk, Soul y Hip-Hop. Es en ese lugar en donde se empezó a gestar el público de la cultura rave (fiestas de electrónica), que en sus comienzos estaba más relacionado a la marginalidad, a los negros, los latinos y los gays.
Fue en esa época, en una ciudad cercana, cuando comenzó a surgir un nuevo sonido derivado del House: el Techno, que es una versión industrial, más percusiva y menos melódica. Su beat (pulso) es más acelerado. Por lo general, los DJ’s lo tocan mezclando distintos temas, en sets que pueden llegar a durar varias horas. El término “Techno” deriva de tecnología, por la utilización de sintetizadores de manera experimental y su estética afrofuturista y cyberpunk.
Esa ciudad de la que hablamos es Detroit, que durante mucho tiempo fue la “ciudad futurista” de Estados Unidos. En los 50 era una de las más prosperas, con 1.85 millones de habitantes, epicentro de la industria automotriz y de las principales fábricas como Ford, General Motors y Chrysler. De allí su sobrenombre: “Motor City”. Pero a partir de los 60 comenzó su decadencia, cuando Estados Unidos empezó a trasladar la industria a países con mano obra más barata. Detroit se comenzó a despoblar y para los 80 era prácticamente una ciudad abandonada, con aire desolador y muchas fábricas y casas vacías. Su población bajó a 1.2 millones, 650.000 habitantes menos que en 1950. Ante estos momentos de decadencia, la juventud buscaba una vía de escape, algo que encontró en la música y los clubes de baile.
Detroit en 1950
En 1977, el DJ The Electrifying Mojo crea un programa nocturno de radio llamado “Midnight Funk Association”, donde sonaban mezclas de artistas como Funkadelic, The B-52’s, Prince, y además aparecía un sonido nuevo, el de Kraftwerk, una banda alemana pionera en popularizar la música electrónica, formada en 1970 y que aún sigue tocando en la actualidad.
En 1981 se presentó por primera vez Kraftwerk en Detroit. El hecho de que la banda se presentara como una especie de proyecto abstracto le daría al Techno esa excusa para el anonimato, que muchos artistas en la actualidad siguen manteniendo, como por ejemplo “SNTS”, “The Yellowheads”, y “SHXCXCHCXSH”, entre otros.
The Yellowheads
En ese show estaba presente un joven llamado Juan Atkins, que años después diría: “No tenía todavía los 18, así que tuve que pedir prestado un carnet de identidad en la cola para entrar. Fue la experiencia más excitante que jamás he tenido. Era tan diferente a lo que había visto, a lo que tenía idealizado en mi cabeza, a lo que debía ser una "banda". Me llamó la atención que no hubiera guitarras ni batería, solo aquellos paneles eléctricos.
A partir de ahí, surgirían una serie de eventos que serían los primeros pasos de algo nuevo. A Numbers of Names produjo “Sharevari”, considerada como el primer "proto-techno". Ese mismo año, Juan Atkins junto y Richard Davis lanzaron el proyecto Cybotron, con el single “Alleys Of Your Mind”. Pero recién en 1983, con el lanzamiento de “Techno City” por parte de Juan Atkins, se le dio nombre al nuevo género de música electrónica. En 1987 Derrick May publica “Strings of Life”, que se convertiría en un éxito que daría a conocer al Techno por todo el mundo.
La denominada “primera ola” también incluyó a Kevin Saunderson. Junto a Atkins y May, los llamaban los “Belleville Three”, por el nombre de la escuela secundaria a la que iban juntos, donde eran casi los únicos negros. Inspirados en Chicago, pusieron su propia “disco” en el centro de Detroit: “Music Institute”.
Hacia finales de los 80 surgió lo que se llamó “La segunda ola”, que introdujo al techno la lucha antirracista de la comunidad negra, ya extendida en todo el país. En una próxima entrega veremos cómo se coló la política en el mundo de la música electrónica.