Esta política de ajuste arbitrario se conoció por los estudiantes, docentes y funcionarios el 18 de enero, mediante un correo electrónico que explicaba vagamente la creación de nuevas facultades, sin razones de por medio, fusionando facultades y reduciendo el presupuesto.
Se escogieron irregularmente a los decanos. A la fecha ninguno de los nuevos cinco decanos fue escogido por concurso público como lo determina el reglamento de la Universidad, sino que fueron designados por el rector Santiago González Larraín.
¿El concurso público soluciona algo?
Las autoridades el día de mañana podrían llamar a concurso público, pero es solo un ajuste que no cambiará el problema estructural que posee la Universidad. Pues esto no garantiza la participación de funcionarios, académicos y estudiantes en la toma de decisiones.
Hoy todas las decisiones las toma la junta directiva: los despidos, la organización de las facultades y su presupuesto. Eso ha generado un repudio en los estudiantes y sectores de profesores. El problema es el siguiente: si toda esta rabia no se encausa en una lucha por una política de democratización profunda, como es la medida de un Cogobierno Triestamental, donde todos los estamentos tengan poder de decisión, y otras como la elección universal de las autoridades unipersonales, continuará el ajuste y el autoritarismo.
Una de las medidas de ajuste de la universidad contempló el despido de más de 100 funcionarios, entre profesores, auxiliares y secretarias, generando mayores cargas de trabajo para el plantel educativo. La excusa del rector González fue que eran decisiones necesarias para el día de mañana poder tener la beca de gratuidad, lo que significa que es una medida “económica”.
El pasado jueves, las carreras de Periodismo y Publicidad, en una masiva asamblea realizada en conjunto con algunos profesores, decidieron unirse al resto de las carreras movilizadas en contra de las medidas arbitrarias de las autoridades y el plan de austeridad que afecta al conjunto de los estamentos y a la autonomía de las diferentes facultades.
El verdadero problema económico
La junta directiva sigue ganando millones, al igual que el rector y los decanos designados, mientras docentes y funcionarios tuvieron que pagar el costo de la reestructuración quedando sin empleos. Todavía no podemos conocer la situación financiera real de la universidad, porque se jactan de ser una "empresa privada" y que, por tanto, no puede trasparentar sus fondos ni mucho menos publicar los grandes sueldos de la junta directiva. Es muy probable que los sueldos bordeen los 9 o 10 millones considerando que varios miembros del directorio provienen de universidades con pagos similares.
Es necesario que esta movilización que ha continuado con diferentes carreras en paralización exija la apertura de los libros de contabilidad y transparentar los grandes sueldos, para que el día de mañana no exista ninguna justificación para un despido.
Si todas las carreras, los estudiantes, profesores y funcionarios nos unimos en una movilización común podemos hacer retroceder el plan de ajuste en curso. Pero para que esto no vuelva a ocurrir en el futuro el único camino es la democratización de la Universidad Central, es decir, que se instale un Cogobierno Triestamental donde todos los estamentos estén representados, y que reemplace a la actual directiva. |