Este artículo está lleno de spoilers, así que si no arrancaste la octava temporada de GOT y pensás hacerlo, salí rajando como Tyrion Lannister la última vez que vio a su padre.
Game of Thrones volvió y estamos en la primera de cinco semanas entre-capítulos que van a llevar al desenlace de la serie más vista de todos los tiempos. ¿Se develará quién es el Rey de la Noche y por qué tiene tanta saña con todo lo que hay al sur del (destruido) muro? ¿Llegarán a tiempo los Stark, los Lannister y la madre de los dragones para enfrentarlo? ¿Primará el instinto de supervivencia o, como desde el principio de la serie, la codicia por el trono le va a pasar por encima a cualquier otra “pequeña” necesidad, como enfrentar a un ejército enorme de muertos renacidos, por ejemplo? ¿Se sabrá con más detalles qué son los white walkers? ¿De dónde salió el cuervo de tres ojos que ahora es Bran?
595 días pasaron desde la última emisión de la séptima temporada. En ese momento habíamos visto cómo, después de una fallida negociación con Cercei, Tyrion discutió a solas con su hermana y llegaron a un acuerdo que sólo ellos conocen para encarar la guerra ineludible que se avecina en el norte. También nos quedó claro que el rey de la noche es capaz de matar dragones y convertirlos para su ejército.
En esta nueva y última temporada, el primero de los 6 capítulos se llamó Winterfell, pero bien podría haberse llamado “el festival de los reencuentros”. Ya en la primera escena va llegando un ejército monstruoso de inmaculados y Dothrakis a la fortaleza del norte, con Jon y Daenerys liderando. Al costado del camino, por fuera de cualquier protocolo y como no podía ser de otra forma, Arya Stark los ve pasar junto al resto del pueblo. Pero no están solo ellos, también aparecen, para su sorpresa, Gendry Baratheon y Sandor Clegane, Alias “The Hound”, Alias “el tipo que dejaste agonizando en el medio de la nada y que de alguna forma sobrevivió”.
La ceremonia termina en un encuentro incómodo y tenso entre Sansa Stark y la madre de los dragones, con algunos comentarios protocolares que rápidamente corta el cuervo de tres ojos, que les demanda que dejen de perder el tiempo en estupideces: el rey de la noche está viniendo y tiene un dragón que escupe fuego azul.
Siguen los reencuentros y se da lo que esperamos durante 8 temporadas: Jon, Arya y “aguja”, la espada que la chica de las mil caras le confiesa a Jon haber utilizado “una o dos veces” desde su partida a la Guardia de la Noche. La conversación se pone más compleja cuando ella le recuerda que “hay que defender a la familia”. Un aderezo más para un caldo que se está armando en winterfell, donde Daenerys no es muy bienvenida y a Jon le reclaman haber abandonado su título de “Rey del norte”.
Veremos cómo sigue este conflicto cuando salte la ficha de lo que el falso bastardo ya sabe: su nombre en realidad es Aegon Targaryen y es él -no Daenerys, su tía- el legítimo heredero del trono.
Mientras tanto, Gendry vuelve a su primer oficio y empieza a forjar armas con Vidrio de Dragón, necesario para matar a los white walkers. Arya aprovecha para pedirle una daga especial y gastarlo por las viejas épocas. No sin antes cruzarse con The Hound, que le reclama haberlo dejado tirado, a lo cual ella le contesta, picante: “Primero te robé”.
Tyrion y Sansa también tienen su momento. En la segunda temporada, el enano había previsto “quizás ella nos sobreviva a todos”, en momentos en que la chica Stark parecía tener los días contados. Ahora, con el diario del lunes, confirma su hipótesis: “mucha gente te subestimó, y ahora están todos muertos”. Una escena cruzada por el recuerdo de la última vez que se habían visto, en la boda en la que Joffrey moría envenenado, Sansa se escapaba con Meñique y Tyrion quedaba acusado de regicidio. Sin embargo, Sansa le pierde un poco de respeto. “¿En serio le creíste a la reina que va a mandar a sus tropas? Yo pensaba que eras el tipo más inteligente del mundo”.
Algo de razón parece tener. En otro plano de la realidad, Cercei Lannister mueve sus fichas y le ofrece una recompensa enorme a Bronn para que vaya a Winterfell a matar a sus hermanos, mientras organiza su propio ejército, se preocupa por la falta de elefantes y “profundiza” su vínculo con Euron Greyjoy.
Pero el lider de la flota de hierro paga un precio muy alto por entretenerse con la reina: su prisionera y sobrina, Yara, es liberada por Theon, su otro sobrino, en la primera acción valiente y exitosa del colorado en lo que va de la serie. Entre los hermanos también hay un reencuentro emotivo, con un cabezazo de bronca acumulada y un abrazo reconciliador, antes de separarse nuevamente para sumarse, cada uno por su lado, a los preparativos de la guerra final.
Mientras tanto, el rey de la noche les deja a los vivos una especie de mensaje mafioso con el asesinato de un señor del norte que iba en busca de su ejército. Lo macabro es que ese "señor" era simplemente un nene, que se convierte en white walker y aterroriza a los sobrevivientes del muro, que empiezan a pensar en cómo llegar a winterfell a tiempo para alertar al resto.
Párrafo aparte para la escena hollywoodense de la noche, que empieza con Jon/Aegon montando un dragón (algo sobre lo que se especuló largo y tendido) junto a Daenerys, paseando por encima de Winterfell y termina con la mueca de celos de los dragones cuando la pareja del momento se besa. Solo faltaba el balde de pochoclo.
Resumiendo, fue un capítulo en el que los responsables de la serie decidieron saldar varias cuentas pendientes y dejar todo preparado para los enfrentamientos que se vendrán en breves, cuando los vivos y los muertos se tiren con de todo. No hay que perder de vista los diálogos entre los tres operadores políticos por excelencia de la serie: Varys, Tyrion y Davos, que pasaron más bien desapercibidos. Quizás la frase más importante del capítulo la haya dicho el pelado más sabio de Westeros: “Nada perdura”. |