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3 de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

POLITICA NACIONAL
Dan a conocer documentos que señalaban a López Obrador como “comunista”
Raúl Dosta | @raul_dosta

Ayer fueron puestos a disposición del público por el Archivo General de la Nación documentos desclasificados de la extinta Dirección Federal de Seguridad y que llaman la atención por los señalamientos a AMLO como simpatizante del comunismo.

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evidentemente a la derecha opositora del gobierno amloísta le conviene difundir y usar en su provecho el contenido de los documentos de la Dirección Federal de Seguridad(DFS), para golpetear a López Obrador con el cuento de que era un militante comunista en su natal Tabasco a fines de los años setenta. Aunque el reporte lo señala como simpatizante, de pintarlo de un rojo intenso se encargarán las hábiles plumas del stablishment “periodístico”. Es posible que se desate una dura campaña con este tema.

Los reportes de la DFS aseguran que el hoy presidente era un simpatizante del Partido Socialista Unificado de México (PSUM) nombre que asumía el viejo PCM, luego de diversas crisis, divisiones y reagrupamientos. El espionaje a este personaje se compaginaba con las tareas de la DFS, que en aquellos tiempos llevaba a cabo la guerra sucia contra todo activista o luchador social referenciado por las ideas socialistas o el guerrillerismo. Muchos activistas campesinos e indígenas tenían una relación con el entonces jefe del Instituto Nacional Indigenista en Tabasco. Y celosos de su deber como eran en la DFS, reportaban esa escandalosa cuestión de que un funcionario priista “simpatizara” con quienes defendían sus tierras de la voracidad terrateniente.

No fue AMLO el único priísta que fuera vigilado por la DFS. En aquellos años desde Estados Unidos se estaba impulsando la ruptura con el modelo económico mantenido en las últimas décadas para hacer el giro hacia el neoliberalismo que se impulsaría más abiertamente desde 1982. Las fuertes disputas en torno a esta nueva orientación ya se hacían sentir ante el temor de muchos viejos personajes del régimen de perder cuotas de poder y negocios alrededor de la administración estatal. Justo cuando el régimen priísta se preparaba para una nueva elección presidencial y la DFS monitoreaba a diversos personajes como Cuauhtémoc Cárdenas y otros, en especial a los cercanos a la corriente del nacionalismo revolucionario que capitalizaba este descontento al interior del PRI.

“Política de alianzas”

Quizás lo más apropiado sería decir que era López Obrador quien se aprovechaba de la visión que tienen los militantes referenciados por el PCM y que, bajo la “teoria” de las cuatro clases, consideraban como un apoyo fundamental a su trabajo militante -e incluso para llevar a cabo la revolución socialista- la alianza con un ala “progresiva” de la burguesía a la que consideraban como “revolucionaria” según su lógica aliancista. Así la búsqueda del apoyo de un “burgués bueno” habría sido interpretada por los espías del sanguinario Fernando Gutiérrez Barrios, -jefe de la DFS- como una relación militante. Mientras López Obrador llevabaa cabo desde el PRI tabasqueño una política que tiene continuidad hasta hoy como presidente: la búsqueda y consolidación de nuevas bases sociales para sus planes políticos atrayendo a organizaciones populares y políticas de izquierda.

Señalamientos al estilo de la “guerra fría”

Algunos reportes son impactantes especialmente los de Nazar Haro, egresado de la Escuela de las Américas, establecida en la zona del Canal de Panamá, y por ende adiestrado por los especialistas militares estadounidenses para cazar comunistas por donde quiera que dirigiera su torva mirada. Eran los tiempos en que el imperialismo estadounidense intentaba contener la simpatía que se generaba en las masas por procesos de corte revolucionario y antimperialista como Cuba y Vietnam y educaba a policias y militares de países de su patio trasero para ejercer una represión feroz cuya máxima expresión era entonces las dictaduras sudamericanas.

De ahi que uno de los reportes firmados por Nazar Haro asiente que López Obrador y Nabor Cornelio Alvarez “son dirigentes en esta entidad del PCM”. En otro reporte, Nazar Haro asegura que la Alianza de Profesionistas Indegenistas Bilingües fue creada “por sugerencia del secretario del Instituto Nacional Indigenista en el Estado, Lic. Manuel López Obrador, del P.C.M.”

A pesar de la inquina “anticomunista” de Nazar Haro en relación a López Obrador en Tabasco, otros agentes de la DFS eran más mesurados y reportaban que:

“Unos dicen que la actitud del presidente del PRI, Andrés Manuel López Obrador, es totalmente contraria al PSUM, otros dicen que se trata de hacer más progresista y revolucionario al PRI”.

Incluso, de acuerdo con los expedientes recién divulgados, uno de los dirigentes del PSUM en Tabasco, Rodolfo Lira, no sólo veía a AMLO como un contrincante sino que además se quejaba de la capacidad manipuladora de López Obrador con la gente que lucha honestamente defendiendo lo suyo, su tierra y su trabajo en el campo. En una reunión de dirigentes del PSUM Lira opinó que López Obrador era “un traidor al PSUM y a la clase marginada” y que:

“Este político sin ideología definida no es más que un mecanismo utilizado por el presente régimen del Gobierno estatal para restarle fuerzas al partido de oposición más importante”

¿Ni comunista ni antineoliberal?

La desclasificación de los documentos de la DFS, tan solo de los años 79 y y 80 del siglo pasado, ya habían sido anunciada desde principios de marzo, por lo que los medios desde entonces están atentos para dar a conocer los datos relevantes, En ese entonces funcionarios del Archivo General de la Nación, habían mencionado la existencia de estos señalamientos del López Obrador “comunista”, a lo que el mismo presidente contestó en una de sus conferencias mañaneras negando su supuesta militancia o simpatía por el comunismo.

Esta postura se comprueba por sus actos recientes en los que va olvidándose de las viejas promesas de sus campañas electorales mientras mantiene su discurso de que es “antineoliberal”, siendo que sus medidas de gobierno se van caracterizando por la preferencia por los interese empresariales y sus megaproyectos; por impulsar la reorganización del aparato represivo llevando hasta el final el intento de los gobiernos anteriores de darle “legalidad” a la militarización del país estableciendo una Guardia Nacional; y también por el despido de miles de trabajadores de los organismos estatales y de las combativas maquilas de Matamoros.

 
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