Al Bashir fue transferido en la noche de este martes a la cárcel de máxima seguridad. El ex presidente de Sudán fue derrocado tras meses de protestas que comenzaron en diciembre y se intensificaron en los primeros días de abril por la crisis económica, la alta inflación y precios disparados en los alimentos básicos.
La junta militar anunció que se mantendrá en el poder por un periodo de dos años, aunque ya ha iniciado un proceso de diálogo con los partidos políticos para preparar la transición.
Miles de personas continúan acampadas en la calle frente al cuartel general del Ejército para presionar a los militares a entregar el poder a una autoridad civil.
La junta militar que gobierna Sudán anunció que aún se está persiguiendo a muchos nombres de la lista de buscados que han desaparecido, y en el día de ayer han detenido a dos hermanos de Omar al Bashir.
"Las detenciones que se llevan a cabo ahora se dirigen a los símbolos del régimen derrocado y de los sospechosos de corrupción", dijo el portavoz del Consejo Militar Transitorio, Shamsaldín Kabashi, en declaraciones a la televisión estatal.
El portavoz indicó que han tomado, además, otras medidas para “realizar un avance en el proceso de paz con los grupos armados", afirmó y añadió que han empezado a comunicarse con los rebeldes armados con quienes acordaron extender el alto el fuego hasta finales de julio en los estados de Kordofán del Sur y Nilo Azul, en el sur del país, una semana después de que la junta militar tomara una medida similar.
Asimismo, señaló que en los próximos días habrá un avance en las discusiones para llegar a un acuerdo con otros grupos rebeldes.
Los rebeldes de la región de Kordofán, en el sur de Sudán, se levantaron contra el Gobierno de Al Bashir en 2011, en un conflicto que sigue abierto. El anuncio del alto el fuego se produce una semana después de que el Ejército derrocara a Al Bashir el 11 de abril, en el contexto de unas protestas multitudinarias. Desde ese día el Ejército decretó un alto el fuego indefinido en todos los frentes abiertos en el país.
Sin embargo, las manifestaciones contra el régimen se siguen desarrollando en los últimos días, ya que las medidas exigidas por el FMI afectan sobre la calidad de vida del pueblo sudanes.
Ni el ejército, ni los grupos opositores plantean una ruptura con el FMI, única medida que permitiría frenar el ajuste.
En Sudán 20 millones de habitantes viven bajo la línea de pobreza y la inflación había llegado al 70% en 2018. La carestía de vida, junto con el repudio a una modificación de la Constitución que permitía a al-Bashir, presidente desde 1989, presentarse para un nuevo mandato a partir de 2020.
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