No importa si es arte. Lo que importa es que nadie haga nada que se salga de las arbitrarias normas del “bien” y el “mal” que impone la moral y la doctrina católica, apostólica y romana. No importa si se cae, una vez más, en la acostumbrada arremetida censora, criminalizadora y represora de quienes piensan, sienten y creen distinto. Lo que importa es batallar para que quien piensa distinto no lo exprese, que quien siente distinto no lo experimente y que quien cree distinto no lo haga sin culpa.
Este miércoles por la tarde el fanatismo clerical volvió a dar una nueva nota destacada. El juez federal Esteban Furnari, a cargo del Juzgado Contencioso Administrativo Federal Nº 10, hizo lugar a una medida cautelar interpuesta por miembros de la Corporación de Abogados Católicos según la cual se solicita a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación que “baje” de exhibición una obra de arte expuesta en la sala principal del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, ubicado en el predio de la ex ESMA.
Inmediatamente, la secretaría a cargo de Claudio Avruj dio la orden de retirar la obra, provocando la lógica reacción de quienes organizaron la muestra colectiva “Para Todes, Tode - Plan de lucha”, curada por Kekena Corvalán.
La escultura en cuestión pertenece a la artista Coolpa, lleva por título “María Feminista” y representa una imagen de la virgen María cuyo rostro está cubierto por un pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. Integra una muestra colectiva de la que participan más de 150 obras de artistas de todo el país, producida junto al personal del centro Conti.
“profanado y/o ultrajado y/o burlado y/o ridiculizado y/o mofado y/o escarnecido”
La demanda judicial fue iniciada por el abogado ultracatólico Pedro Andereggen, quien acusó al mismo Claudio Avruj de “haber omitido -con ilegalidad y arbitrariedad manifiesta- ejercer los actos que son de su facultad” para que el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti “cese en la lesión y ofensa actual” a los sentimientos religiosos que el letrado dice representar.
En rigor, Andereggen acusa al centro Conti de haber “profanado y/o ultrajado y/o burlado y/o ridiculizado y/o mofado y/o escarnecido y/ o, mínimamente, menoscabado a través de una indebida instrumentalización” una imagen de “la Santísima Virgen María en su advocación de la ‘Medalla Milagrosa / Inmaculada Concepción’”. Según el demandante la obra no se llamaría “María Feminista” sino “Virgen Abortera”.
En su resolución cautelar, el juez Furnari tomó los argumentos del demandante como válidos y decidió que la Secretaría de Derechos Humanos, “entre tanto lleve a cabo las anunciadas medidas, tendientes al retiro definitivo de la imagen de la Virgen, en el ejercicio de su poder de policía, arbitre los medios necesarios para que la imagen sea exhibida en un salón a puertas cerradas, con el debido control de acceso sólo autorizado a mayores de edad y con la correspondiente inclusión de cartelería previa al ingreso, en la cual se alerte sobre los eventuales efectos que podría causar en los sentimientos religiosos de los espectadores”.
Las trabajadoras y los trabajadores del centro Conti denuncian que tanto el secretario Avruj como el Ministerio de Justicia que conduce Germán Garavano no dudaron en apoyar la decisión judicial, tomando “la repudiable y antidemocrática decisión de no apelar y dar la razón a aquellxs que alegan sentirse ofendidxs en sus creencias religiosas por una obra de arte”.
La denuncia del personal nucleado en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) agrega que la obra colectiva intervenida judicialmente fue organizada en el marco de un “plan de lucha contra el desfinanciamiento del espacio y las deudas millonarias a artistas por parte de la Secretaría que conduce Claudio Avruj desde la asunción del gobierno de Mauricio Macri”.
Desde el centro Conti denuncian que desde la inauguración de la muestra, tanto la curadora como artistas y personal del organismo recibieron “miles de mensajes con amenazas por parte de estos grupos violentos y retrógrados. A los pocos días, la Secretaría de Derechos Humanos cedió ante sus presiones y publicó en Twitter un confuso comunicado en el que intentó despegarse de la obra, acusando a la curadora de haber actuado de ‘mala fé’. Desde ese momento, además, buscaron insistentemente que la propia curadora sea la responsable de bajar la obra. Extraoficialmente pudimos saber que las presiones vinieron desde la propia vicepresidenta Gabriela Michetti”, detallan en un comunicado conocido este jueves.
Las trabajadoras y los trabajadores recuerdan que “no es la primera vez que se censura una obra en la ex ESMA. En octubre de 2017, por orden de Avruj, fue dada de baja una escultura titulada ‘Ausencias’ de Jakie Simsolo y Adriana Albi en el Archivo Nacional de la Memoria porque ‘remitía al caso de Santiago Maldonado’”.
Recordando a León
Este nuevo caso de censura judicial a obras artísticas a partir del pataleo rabioso de sectores conservadores, ultracatólicos e integristas trae a la memoria la campaña de la Iglesia contra el gran artista León Ferrari en 2004, cuando este exponía sus obras en el Centro Cultural Recoleta.
En aquella exposición Ferrari cuestionaba a la Iglesia, al poder y la represión. Y la cruzada en su contra no provino de un ignoto abogado reaccionario sino del actual papa Francisco, entonces arzobispo de Buenos Aires. A la par de demandas judiciales para frenar la exposición, Jorge Bergoglio diría en una carta (luego leída en todas las iglesias) que el artista era un “blasfemo”, amparando de hecho los ataques violentos contra las obras de Ferrari.
En el comunicado conocido este jueves, el caso de Ferrari de 2004 es recordado por las trabajadoras y los trabajadores del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, quienes afirman que “ni un funcionario ni un juez pueden decidir lo que las personas pueden ver o no. La libertad de expresión es un derecho garantizado por la Constitución Nacional y la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Constituye, sin dudas, uno de los pilares del sistema democrático que, aunque con baja intensidad, aún logramos conservar en nuestro país”.
“Censurar un hecho artístico es reprimir ideas, creencias, expresiones. Es lesionar la cultura y la libertad creadora. Lxs trabajadorxs del Conti manifestamos nuestro apoyo a Coolpa, a la curadora Kekena Corvalán y a todo el colectivo de creadorxs que integran esta muestra hecha a pulmón, sin ningún apoyo económico institucional”, agregan.
Y finalizan diciendo que defienden “el arte que provoca, que incomoda, que denuncia, que interpela. Defendemos la cultura y la memoria en la ex ESMA día a día contra el vaciamiento del macrismo negacionista”.
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