El gobierno de Piñera a través de la Dirección del Trabajo emitió un dictamen donde declara que las mujeres que estén haciendo uso de su derecho a sala cuna y utilicen la hora de amamantamiento antes o después de la jornada laboral, no tendrán derecho al pago de locomoción extra debido a que esto sería “enriquecimiento sin causa”. En esta línea, el 26 de marzo de este año se publicó el ordinario 1086/11 que dictamina que si una madre se encuentra haciendo uso de su derecho a sala cuna en su hogar y posterga el ingreso o adelante en 1 hora su salida de la jornada, quedará excluida del pago de locomoción extra por derecho de amamantamiento. La solicitud de este dictamen fue realizada por Ximena Müller Rodríguez, gerenta, parte de la empresa B. Bosch S.A.
Desde Pan y Rosas Teresa Flores, rechazamos tajantemente este ataque del Gobierno en contra de nuestros derechos laborales mínimos como trabajadoras, como lo es que las y los empresarios se vean en la obligación de costear nuestro traslado (ida y vuelta) al lugar donde estén nuestros hijos y/o hijas durante las horas laborales. Es una verdadera burla de parte de la derecha y empresarios señalar que las mujeres trabajadoras "nos enriquecemos" con 1.600 pesos diarios, que no tienen comparación alguna a las millonarias ganancias de los gerentes y empresarios, como la misma Ximena Müller. Esto demuestra que no por ser mujeres estamos todas en la misma vereda, pues hay algunas como Müller que gozan de privilegios ante la maternidad, mientras buscan quitar este derecho a la gran mayoría de las mujeres trabajadoras. Aquellas que son el 40% del conjunto de la clase trabajadora, muchas de las cuales no tienen derechos maternales mínimos, como el acceso a sala cuna y jardines infantiles, ni sueldos que alcancen para llegar a fin de mes, mayoritariamente subcontratadas, con una brecha salarial entre hombres y mujeres del 30% por realizar el mismo trabajo; 3 de cada 4 mujeres perciben ingresos líquidos menores a $550.000 (Los verdaderos sueldos de Chile, Fundación Sol, 2018), siendo mayoritariamente jefas de hogar, y el 94,3% de las mujeres tiene una pensión menor de $158.000 (Superintendencia de Pensiones, 2017), una situación de precarización que no sólo se da a nivel nacional sino a nivel mundial, donde de los más de 1.000 millones de seres humanos que viven en la pobreza extrema, el 70% son mujeres y niñas.
Hoy, la derecha y los empresarios usurpan beneficios laborales mínimos adquiridos con lucha y organización, y desde el Gobierno se preparan para aprobar reformas precarizadoras que solo beneficiarán a la clase empresarial, como la reforma tributaria, previsional, laboral; además de impulsar ataques contra las y los estudiantes y la juventud con propuestas como Aula Segura, el Control de Identidad Preventivo, el Estatuto Laboral Juvenil que precariza a los estudiantes-trabajadores, en base a un discurso profundamente criminalizador contra las y los jóvenes. No podemos aceptar estos ataques. A la derecha y empresarios se les enfrenta en las calles, con organización de las mujeres trabajadoras junto a trabajadores, estudiantes, jóvenes, y con la fuerza del movimiento de mujeres.
Debemos enfrentar a la derecha organizándonos en nuestros puestos de trabajo, creando comisiones de mujeres, y agrupaciones de trabajadoras y trabajadores antiburocráticas, que pongan las demandas de las mujeres trabajadoras como reivindicaciones fundamentales, y que se propongan recuperar los sindicatos de la burocracia sindical, para así convertirlos en herramientas de organización cuyo propósito sea enfrentar y frenar las reformas precarizadoras del Gobierno.
Pero esto debe ser sin ninguna confianza en los partidos empresariales de la vieja Concertación que durante años gobernaron para los ricos y administraron la herencia de la dictadura; ni tampoco con la estrategia que impulsa el Frente Amplio y el Partido Comunista- que están a la cabeza de organismos estudiantiles, sindicales y de movimientos sociales, además de la fuerza parlamentaria que tienen- de "unidad de la oposición" y "mínimos comunes" con partidos golpistas como la Democracia Cristiana. Esta estrategia estéril es la que ha llevado al movimiento estudiantil, al movimiento de mujeres, a las y los trabajadores, a confiar en quienes le han votado las leyes a Piñera y han permitido que sus propuestas precarizadoras avancen. Esta vía sabemos que solo lleva al fracaso.
Ante esto desde Pan y Rosas hacemos un fuerte llamado a organizarnos para enfrentar este ataque y todas las reformas precarizadoras que el Gobierno pretende aprobar. Creemos que nuestras demandas como el derecho al amamantamiento, con el pago íntegro de la locomoción y permisos garantizado, las sala cunas gratuitas y universales en los trabajos y lugares de estudio, un sueldo mínimo de $450.000, "igual trabajo, igual salario", el fin al subcontrato y el trabajo precario, las conquistaremos en las calles, organizadas junto a nuestros compañeros trabajadores y nuestras familias, en alianza con las y los estudiantes, con la juventud, con el pueblo mapuche y con la fuerza del movimiento de mujeres, única forma para enfrentar realmente a la derecha y frenar sus reformas.
|