Trabajar en un hospital público en momentos como este permite ponerle nombre, apellido y rostro al lado más brutal de la crisis. Tanto, que cada mañana me levanto pensando cuántas familias sumidas en la más absoluta precariedad voy a conocer.
"Tuve que suspender el tratamiento porque no me alcanza para comprar los remedios", "mis hijos viven a leche en polvo durante todo el día", "mi hijo no arrancó las clases porque no tiene zapatillas" o "no pude venir al turno porque no tengo para la SUBE", son algunas de las frases que escucho a diario.
Pero no son sólo frases, son vidas de familias enteras arrasadas, es la mitad de los niños del país condenado a la pobreza, jóvenes con un futuro incierto, ancianos que luego de una vida de trabajo se ven despojados de todo, hasta de su propia salud, ya que acceder a cierta medicación se volvió cosa de pocos.
Tampoco son sólo números fríos, aunque así parezca cada vez que escuchamos una estadística nueva. Atrás de cada una de esas cifras, están esas vidas con las que nos cruzamos todos los días.
Ver la miseria en primera persona llena de bronca. Y más bronca genera saber que la explotación de millones de trabajadores, muchos de ellos pobres y precarios, sostiene las ganancias millonarias de unos pocos. ¿Es posible que "así sean las cosas"?, ¿Que nos tengamos que resignar a que haya niños sin poder comer? Si las cosas "son así", entonces todo está al revés y hay que darlo vuelta.
Mientras nos topamos a diario con la pobreza más cruda, Macri nos pide que "aguantemos" o nos dice que "lo peor ya paso", ¿para quién? Se nota que su vida ni la de su familia dependen de la salud pública a la que le bajaron el presupuesto y vacían cada día más, se nota que nunca tuvieron que elegir entre comprar un remedio o darle de comer a sus hijos. No tienen idea, ni tampoco les importa, lo que viven las miles de personas que con sus políticas dictadas por el FMI viven cada día peor.
Por otro lado, desde el peronismo nos quisieron acostumbrar todos estos años de que había que esperar a las elecciones, mientras tanto las penurias se multiplicaron. Durante su espera pasiva, permitieron que pasen todas las leyes, despidos y presupuestos de miseria para salud y educación. Esto, junto a la ayuda de los dirigentes de los sindicatos que nada hicieron ni hacen para frenar la crisis, posibilitó que lleguemos a esta realidad que hoy vivimos y que se agudizará si no frenamos sus planes.
Hace poco, Axel Kicillof se reunió con representantes del FMI y desde entonces desde el kirchenrismo no paran de afirmar que no queda otra que renegociar la deuda. Dicen que “el FMI no es el mismo que en los `90”, pero ocultan que toda negociación tiene condiciones, como la reforma laboral, previsional e impositiva, y que por supuesto esas “condiciones” traerán más pobreza y miseria para millones.
El FMI es hambre dicen algunos, y es cierto, pero también es hambre quienes garantizan que los ataques pasen, quienes nunca solucionaron la pobreza estructural y quienes quieren entregar nuestro futuro, porque las penurias de hoy y las que se vienen, van a ser nuestras.
Nuestra historia más reciente tiene el 2001 latente, mucho de eso se comenta hoy en día. Pero esta vez podemos evitar pagar nosotros los platos rotos de una crisis que no generamos.
Ante la resignación a la que nos quieren llevar, el Frente de Izquierda es la única fuerza política que plantea que hay que romper y derrotar al FMI, a Macri y los gobernadores. Es la única salida realista ante esta situación si no queremos más miseria y hambre, por eso lo que plantean desde el kirchnerismo no puede ser una alternativa para quienes consideramos que la prioridad son los intereses y la vida de las grandes mayorías, que no es otra cosa que las vidas arrasadas que vemos a diario en los hospitales.
Pero claro que no será sencillo, los enemigos son grandes y sólo es posible lograrlo con una gran fuerza que multiplique de a miles esta idea. Jóvenes y trabajadores que no estén dispuestos a regalar su futuro, el de sus hijos y el de millones de personas. Cuantos más seamos los que nos organicemos por una alternativa propia en cada lugar de estudio, trabajo y barrios, mejor preparados estaremos para enfrentar ataques más duros, que vendrán más temprano que tarde.
Y mientras ponemos en pie una gran fuerza que plantee esta alternativa, este martes 30/04 tenemos una gran oportunidad de demostrar que somos muchos los que no nos resignamos. En contraposición a la burocracia sindical que deja que todo pase, en las vísperas de un nuevo día internacional de los trabajadores, el Frente de Izquierda hará un acto en Plaza de Mayo donde estarán presentes Nicolás Del Caño y Myriam Bregman del PTS, entre otros referentes de la izquierda. En un día tan significativo para quienes hacemos funcionar el mundo, este acto será el único que dejará planteado que para no ser nuevamente nosotros los perjudicados, no queda otra que romper con el régimen del FMI y todos aquellos que ayudan a sostenerlo. Porque una vez que abrimos los ojos y sabemos lo que vendrá si no lo frenamos no hay vuelta atrás. Hay que empezar desde ahora, porque se trata de nosotros.
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