Dentro de las medidas de la anunciada reforma, se encuentra la creación de un plan universal de salud privada (PSU), que busca descomprimir el sistema público con una proyección de 407.486 cotizantes de FONASA que optarían por trasladarse al sistema privado. Lo que significaría un gasto fiscal de $ 71.000 millones aproximadamente. De los que 700 millones se destinarían a financiamiento del nuevo consejo técnico, al que le corresponderá establecer los parámetros del Plan de Salud Único.
La reforma busca resolver la crisis existente en salud a través de la Modalidad de Libre Elección (MLE) de FONASA, incitando a los usuarios de la salud pública a tomar prestaciones en el servicio privado para reducir el número de usuarios en listas de espera.
En la actualidad, 14 millones de personas son usuarios de FONASA en comparación con los 3 millones de afiliados a Isapres. Tan solo en el primer semestre de 2018, en el sistema público, murieron 9.724 personas en lista de espera.
Para ampliar la cantidad de usuarios que podrían acceder a prestaciones del sistema privado a través de esta modalidad, se plantea reformar la imposibilidad legal de que los cónyuges hombres sean carga de sus cónyuges mujeres en el seguro público. Ya que, hasta ahora, solo las mujeres sin ingresos pueden ser carga de un hombre. Este cambio se genera principalmente porque, al incluirlos como carga, los 45.912 varones que forman parte del grupo A de Fonasa (indigentes), serán distribuidos en los grupos B, C y D, dependiendo del nivel de ingreso de sus parejas.
En Chile la salud, al igual que la educación y las pensiones, son un negocio, que son de los pilares estructurales de la economía dejada por la dictadura; los intereses que hoy se tienen sobre estos, que alguna vez fueron derechos, hoy son protegidos a través de reformas de ley, por los defensores de este modelo, donde sus ganancias valen más que nuestras vidas.
La gestión de la salud y el fondo nacional no debe depender de los gobiernos de turno y del negocio de las ISAPRES. Los cotizantes junto con los trabajadores de la salud son quienes deben estar a la cabeza de la gestión, para poner en el centro la salud pública y garantizar el acceso a toda la población enferma, niños, adultos mayores y embarazadas, antes que al lucro empresarial.
Cambiar el sistema de salud de raíz requiere cambios estructurales los cuales se pueden realizar si ponemos fin a los subsidios del estado a los seguros privados de salud, y aumentando el financiamiento integral a FONASA en base a la reducción del presupuesto de fuerzas armadas y al impuesto a las grandes fortunas. |