Túnez volvió a estallar en protestas este lunes por las condiciones miserables de vida que dejaron los planes del FMI, y la precariedad del trabajo y los servicios que provocaron la muerte de 12 trabajadoras rurales el último sábado.
Miles de personas se manifestaron este lunes en la localidad de Sidi Bouzid, en el centro de Túnez y cuna de la revuelta que en 2011 desató la "Primavera Árabe" en toda la región.
Las movilizaciones tuvieron lugar en el marco de una huelga convocada por la principal central sindical, UGTT, en contra de la marginalización y la precariedad de las condiciones de la vida rural.
La furia estalló dos días después de un accidente de tráfico que acabó con la vida de doce jornaleras que viajaban en la parte trasera de una camioneta para dirigirse a su lugar del trabajo.
Este tipo de medio que es utilizado principalmente en las zonas rurales, se conoce con el nombre de "camionetas de la muerte", y a él recurre una gran mayoría de trabajadores y trabajadoras ante la falta de transporte público.
"Esta huelga es en apoyo a las víctimas de esta tragedia producto de la marginación y las malas condiciones de vida", dijo Mohamed Azhar Gamoudi, dirigente del sindicato UGTT.
Según la agencia estatal TAP, tanto los hospitales y los centros escolares como las administraciones cerraron sus puertas este lunes tras la convocatoria de los sindicatos locales.
Mientras que la tasa oficial de desempleo en el país se sitúa en el 15 por ciento, la región de Sidi Bouzid supera el 18 por ciento, de acuerdo con las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INS).
A esto se suma el desastre provocado por la aplicación de los planes de austeridad y los recortes exigidos por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a cambio de un préstamo de 2.500 millones de euros otorgado en 2016.
Túnez padece una crisis económica similar a la que condujo a los levantamientos de 2011, con los mismos problemas estructurales que tenía la dictadura del depuesto Ben Alí: alta tasa de paro juvenil, precariedad y corrupción endémica.
Protestas similares han ocurrido en los últimos meses, alimentando la ira de los tunecinos por el alto costo de la vida, el desempleo y la disminución de los servicios estatales.
Los manifestantes, incluyendo mujeres y jóvenes en Sidi Bouzid, repitieron los lemas de la rebelión de 2011: “La gente quiere derrocar al régimen. Queremos justicia y dignidad. Marchas y huelgas hasta que caiga el régimen ”.
Este reclamo es el mismo que se escucha en las calles de Argelia y Sudán, donde a pesar de haber tirado a los presidentes en ambos países, las manifestaciones piden que caiga todo el viejo régimen, incluyendo las castas políticas y militares que durante décadas apoyaron a los gobiernos de Bouteflika en Argelia y Al Bashir en Sudan. | 
