Las protestas se multiplicaban este viernes frente a la residencia presidencial en Chipre al grito de "Basta de discriminación con las mujeres y los extranjeros" y "La policía ignora a las mujeres en Chipre".
El caso que ya se cobró los puestos del jefe de la Policía y el ministro de Justicia tiene todos los ingredientes de un policial negro actual. Una ola de femicidios que incluyen a empleadas domésticas inmigrantes y sus hijas, la aparición de los cuerpos en canteras, minas y lagos, o dentro de valijas, un sospechoso que es parte de la cúpula de la policía y un racismo institucional para llevar adelante la investigación que llenó de indignación a la población.
Ante este escenario el presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, destituyó este viernes al jefe de la Policía, Zajarías Jrisostómu. El sospechoso, un alto militar de la Guardia Nacional, ha confesado al menos siete femicidios.
La destitución de Jrisostómu llegó tan solo un día después de la dimisión del ministro de Justicia, Ionas Nikolau, quien criticó a la Policía por no haberle informado sobre estos casos.
Los femicidios han sacado a la luz una serie de negligencias y errores de las autoridades que son claramente racistas al tratarse de mujeres y niñas inmigrantes, que trabajaban de empleadas domésticas. Las desapariciones de las mujeres llevaban años registradas oficialmente, sin ser investigadas.
El caso ha desatado la ira popular y en las últimas semanas se han celebrado varias acciones de protesta en las calles de Nicosia.
La fragilidad de los cuerpos
Las investigaciones policiales llevadas a cabo tras el descubrimiento accidental, el pasado 14 de abril, del cuerpo sin vida de una mujer desnuda en un pozo de una mina abandonada condujeron al hallazgo de un segundo cadáver y, tres días después, a la detención de un hombre de 35 años de edad.
Durante el interrogatorio, Nikos Metaxas, oficial de la Guardia Nacional, confesó haber asesinado entre 2016 y 2018 no sólo a las dos mujeres que fueron encontradas, sino a otras tres mujeres y a dos niñas de seis y ocho años de edad, hijas de dos de las víctimas.
A partir de esa confesión la Policía ha podido recuperar otros dos cuerpos, mientras continúa la búsqueda de los cuerpos de otra mujer y de las dos niñas.
Las pesquisas se centran ahora en dos lagos en las afueras de Nicosia donde Metaxas dijo haber depositado tres cadáveres.
De uno de estos lagos fue recuperado hace unos días el cuerpo de una mujer en una maleta, que se cree pertenece a una rumana que Metaxas confesó haber asesinado junto a su hija en 2016.
Todas las víctimas son de origen extranjero -filipino, rumano y nepalí- y estaban en Chipre con contratos como trabajadoras de la limpieza.
En Chipre el 23% de la población es de origen extranjero, una gran parte de ella son mujeres que trabajan en condiciones absolutamente precarias. El escándalo por la falta de investigación ante la ola de femicidios actual, no hace que mas que mostrar que la misoginia, xenofóbia y racismo son asuntos de Estado.
Contra esta realidad brutal se escuchan los gritos de ira en la capital de Chipre, y crecen las protestas contra un Estado cómplice y responsable de estos casos. |