Mientras que una parte del destino de Venezuela se juega dentro del país y tiene eje central en la decisión de las Fuerzas Armadas, la otra parte se discute en el terreno internacional, particularmente en las reuniones que tienen Estados Unidos y Rusia.
Tras la comunicación telefónica entre Trump y Putin del viernes pasado, las miradas estaban centradas en la reunión entre el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y con su homólogo estadounidense, Mike Pompeo, en Finlandia este lunes.
En la reunión con Pompeo, Lavrov reiteró que Rusia se opone totalmente a una intervención militar en Venezuela y advirtió que una operación de esta índole sería "catastrófica e injustificada".
"Estamos categóricamente en contra de una intervención militar. El uso de la fuerza solo puede ser autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU, o utilizada en respuesta a una agresión contra un estado soberano. En Venezuela no se observa nada parecido a esto", afirmó Lavrov a la prensa.
La reunión tienen lugar tras el fracaso de la intentona golpista del 30 de abril, en la que el autoproclamado presidente interino de Venezuela Juan Guaido, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, buscó fracturar a las Fuerzas Armadas sin éxito. Esto llevó a Trump, junto a su secretario de Estado, Pompeo, y al asesor de seguridad nacional, Bolton, a amenazar nuevamente con una intervención directa al sugerir que "todas las opciones están sobre la mesa".
En este escenario Trump apuntó tanto contra Cuba como contra Rusia, y avanzó con la aplicación de un embargo total sobre Cuba con la aplicación completa de la ley Helms-Burton.
Con Rusia sin embargo prefirió un contacto directo que busca llegar a algún acuerdo que permita "torcer voluntades" para que las Fuerzas Armadas le quieten
el apoyo a Maduro.
Washington sabe que Rusia hace un aprovechamiento geopolítico de Venezuela y que tiene intereses económicos que proteger, por eso en la conversación de la semana pasada entre Putin y Trump incluyó temas como Ucrania. Washington espera que algún tipo de concesión hacia Rusia sobre el conflicto en Ucrania pueda ser usado como moneda de cambio para que Putin esté dispuesto a hacer concesiones sobre su apoyo a Maduro. Con un acuerdo de este tipo no se podría descartar que Rusia apoye algún escenario de transición, lo que pondría implicar el establecimiento de un calendario para un eventual adelantamiento de elecciones.
Pero las declaraciones de Lavrov de este lunes muestran sin embargo que Moscú tomó nota del fracaso de la última intentona golpista como así también de cómo fue perdiendo fuerza la idea de una salida militar entre los propios aliados de Estados Unidos en la región. De hecho uno de los principales promotores del apoyo a Guaidó y del Grupo de Lima, alineado con Estados Unidos, como es el Gobierno argentino de Macri, anunció este mismo lunes que rechazaba una opción militar.
El canciller argentino Jorge Faurie reiteró que el Grupo de Lima y países de la Unión Europea promueven una "salida negociada" al conflicto que existe en Venezuela y ratificó que la solución "pasa por la fijación de un calendario electoral que claramente determine las fecha de las elecciones presidenciales". Al mismo tiempo confirmó que el Grupo de Lima no promueve "una intervención militar".
Para no desairar por completo a su par, Lavrov calificó la reunión con Pompeo de "buena y constructiva", pero tras el movimiento reciente del Grupo de Lima aprovechó para confirmar: "Partiendo de mis contactos con mis colegas estadounidenses y otros, europeos, latinoamericanos, no veo partidarios de una solución militar imprudente. Espero que todos compartamos esta visión".
Esta relativa debilidad para una posible opción militar por parte de Estados Unidos, junto a la derrota del último intento de golpe, no significa sin embargo que Maduro se encuentre fortalecido. Por el contrario aunque aún no se sabe en que situación quedó la relación entre Maduro y las Fuerzas Armadas, como explicamos en este artículo: "el gobierno de Maduro se muestra cada vez más débil, acosado por la catástrofe más grande de la historia del país y su principal baluarte, las Fuerzas Armadas, irguiéndose con un poder cada vez mayor".
Mientras que las Fuerzas Armadas tienen hoy un rol central y se posicionen como la clave para definir el futuro del país, Rusia actúa desde fuera como la fuerza que negocia las condiciones de una posible transición con Estados Unidos, a cambio de concesiones a nivel internacional.
Así como Guaidó se aprovecha de la situación catastrófica del país para forzar un golpe o invasión, e imponer un plan neoliberal contra el pueblo, las Fuerzas Armadas, que hoy apoyan a Maduro, y Rusia, que tiene sus propios intereses, no pueden dar ninguna salida progresiva a los trabajadores y el pueblo venezolano.
Como señala Ángel Arias de la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) de Venezuela, ante esta situación "debemos movilizarnos de manera independiente por un programa de emergencia obrero y popular contra los intereses del capital imperialista y de la parasitaria burguesía nacional (tanto la opositora como la chavista), solo así podemos frenar realmente las apetencias de los EE.UU., la rapiña del capital internacional y luchar por dar respuesta real a nuestros problemas. Una derrota del golpismo proimperialista con nuestros propios métodos de lucha y levantando un programa de estas características, nos pondría en mejores condiciones para enfrentar también al propio de Maduro o cualquier intento de “transición” reaccionaria con estas FF.AA. como “árbitro”".
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