La extensión inicial fue pautada para cuatro años y en el bienio 2012 – 2014 deberían haberse entregado 200.000 créditos. Sin embargo hasta el momento solo han sido finalizadas una cuarta parte de las viviendas y solo se han entregado cerca de 110.000 créditos. Uno de los problemas que se suscitaron para los ganadores de los sorteos es la suba de los terrenos para la construcción de viviendas. Respecto de los desarrollos urbanísticos, se pusieron en marcha más de 30 mil obras pero no se finalizó ninguna.
Hay varias cuestiones que atentan contra las expectativas del programa. Por un lado, el aumento del precio de los terrenos y el de los materiales de construcción hacen que el dinero planteado en las condiciones de los créditos alcance cada vez para menos. Por otro lado, al sumarse la opción de la compra del terreno el mercado de lotes se ha empezado a mover con la ampliación en varias provincias de los servicios básicos para zonas que antes estaban deshabitadas. Esto implicó también retrasos en los planes.
Hay una disociación entre el otorgamiento de créditos (se han adjudicado cerca de la mitad del plan original) y la realización de las construcciones esperadas. Por último el plan no contempla (salvo en los desarrollos urbanísticos) ninguna planificación que propicie la readecuación de las estructuras urbanas existentes en vistas de privilegiar las condiciones de habitabilidad por sobre el negocio inmobiliario.
Sin lugar a dudas un programa que a penas logra realizar 20.000 viviendas al año es insuficiente ante el creciente déficit habitacional que se acelera a un ritmo de 60.000 viviendas por año. Sobre todo si se tiene en cuenta que el mercado inmobiliario concentra mayormente inversiones de ahorristas o casas de lujo en lugar de ser una solución para los problemas habitacionales de la mayoría de la población. Basta recordar que el 75% de la construcción durante el llamado "boom inmobiliario" de la última década se concentró en inmuebles de alta categoría. |