Un mes lleva el acampe de miles de manifestantes, jóvenes, mujeres y trabajadores en la plaza del centro de Jartum, bajo la consiga “abajo todo el régimen”. Las muestras de combatividad de una generación que se pronunció contra la triplicación del precio del pan, las medidas de austeridad y que luego se profundizó hasta derrocar al dictador Omar Al Bashir, pone nervioso al ejército, a los partidos opositores y las potencias extranjeras.
Apenas finalizada la reunión de este lunes por la noche entre opositores y el Consejo Militar se produjo una violenta represión y enfrentamientos entre sectores del ejército y los manifestantes. Durante el día se habían desplegado camionetas del ejército por toda la capital cortando los accesos. La larga espera de las negociaciones entre el Consejo Militar de Transición y partidos de la oposición derivó en esta escalada de violencia, y en una andanada de acusaciones entre los distintos grupos. Sin mucha claridad de la situación, varios jóvenes perdieron la vida, y decenas quedaron heridos.
La oposición denunció al Ejército de herir de bala a tres manifestantes en los alrededores de la plaza en la capital Jartum. Jaled Omar, un miembro de la Alianza por la Libertad y el Cambio (ALC), aseguró que ”francotiradores desconocidos dispararon de manera intensa" a los manifestantes, lo que provocó varios heridos entre quienes protestaban pacíficamente.
El Comité Central de Médicos, un sindicato opositor, confirmó la muerte de un joven de 20 años por un disparo en el pecho "por las milicias del régimen en un intento de irrumpir en el acampe". También afirmaron que un segundo manifestante murió en el hospital luego de recibir el disparo de un francotirador en la cabeza. Un líder del Partido del Congreso sudanés, miembro de la ALC, confirmó la muerte de un joven tras ser alcanzado por tres balas. Además de los disparos contra los manifestantes hubo gases lacrimógenos y disparos de fusiles al aire para dispersar la concentración
Según la junta militar, que gobierna Sudán desde la caída de Al Bashir, el pasado 11 de abril, un oficial de las Fuerzas Armadas murió durante el ataque de un grupo armado a la plaza. Para el Consejo Militar de Transición se trata de "un grupo que intenta hacer fracasar el acuerdo para provocar una escalada". Mientras la Asociación de Profesionales Sudaneses apunta a las RSF (Fuerzas de Apoyo Rápido), un grupo paramilitar que opera bajo el mando de jefes militares del Consejo Militar, ligados a Al Bashir, responsables directos de las masacres en Darfur, ligados a Arabia Saudita.
Por otro lado, las fuerzas de seguridad sudanesas reprimieron con gases lacrimógenos a los manifestantes que bloqueaban el puente de Mek Nimr en el norte de Jartum. Lo que demuestra que hubo una orden generalizada de reprimir el movimiento de protesta.
Las tensiones vienen en aumento debido a la falta de un acuerdo concreto de transición. La junta militar plantea que estarían llegando a un principio de acuerdo para formar el “Consejo Soberano” que gobernaría el período transitorio hasta la convocatoria de elecciones. Aunque la oposición continúa llamando a la movilización y “desobediencia civil”, su programa contenía originalmente el llamado a Asamblea Constituyente, pero abandonaron ese objetivo para negociar cargos en mejores condiciones sobre la composición del Consejo Soberano, o sea en relación a la cantidad de civiles y militares. Sin embargo, los manifestantes sostienen la consigna de “Abajo todo el Régimen”.
La disputa geopolítica
El proceso que sacó a Al Bashir en Sudán está generando dolores de cabeza a Arabia Saudita y Emiratos Árabes. Estos países operaron. como es sabido. para frenar todos los procesos de la Primavera Árabe, desde participar en represiones como la de Bahrein o intervenir en una guerra civil en Yemen, de la que participa el ejército sudanés como carne de cañon. Los intereses saudíes y emiratíes están en evitar cualquier tipo de gobierno civil elegido mediante elecciones, y sostener vía la Fuerzas Armadas la cooperación militar y la estrecha relación financiera a través del Banco Islámico Faisal de Sudán (saudí) y el Banco Nacional de Abu Dhabi (emiratí).
En estos día se presentó una delegación saudí en Sudán para “colaborar” con los jefes militares y lograr avances de la transición pos Bashir. La apuesta más probable es construir un hombre fuerte a la altura de Haftar en Libia, o Al Sisi en Egipto que pueda estár al frente del país africano. La principal preocupación de estos países árabes, es la influencia del Islam político de los Hermanos Musulmanes, que tienen vínculos estrechos con Qatar y Turquía. En Sudán, apoyan centralmente al ala secular del Ejército, frente a los islamistas a los que pertenecía Al Bashir.
Ninguna de estas salidas representa una alternativa genuina para las masas. Que a pesar de los ataques de ya sean paramilitares, o fuerzas regulares del régimen, continúan los acampes y movilizaciones contra uno de los regímenes más opresivos de África al grito de “Tasqout bass”: Que caiga ya. |