En la Ciudad de México, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), encabezó la movilización de este miércoles 15 de mayo, por la exigencia de la abrogación de la Reforma Educativa, una demanda muy sentida por el magisterio mexicano que luchó por ella durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018). La movilización salió de la explanada de la ex escuela Normal Superior a las 10 a.m., a pesar de la contingencia ambiental que se registra en estos momentos en la capital del país, con la intención de llegar a la Plaza de la Constitución.
La movilización arribó a su destino alrededor de la 1 p.m. a la par que en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión declaró constitucional la nueva Reforma Educativa, impulsada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Las demandas del magisterio fueron la defensa de la educación pública, estabilidad en el empleo, la reinstalación de los profesores cesados y la libertad de los presos políticos, ahora ¿cuál es la fuente de la inconformidad?
Continuidad del régimen de excepción laboral
La llegada de López Obrador a la presidencia de México ocurrió en medio de un ambiente de descontento ante los partidos patronales tradicionales y esperanza de cambio, ya que las medidas antipopulares tomadas por los gobernantes del gobierno anterior dejaron una herencia de desprestigio en las instituciones del Estado. Una de esas medidas fue la aprobación de la Reforma Educativa en 2013, durante la administración del Partido Revolucionario Institucional (PRI), encabezada por Enrique Peña Nieto (EPN), hecha a la medida de las exigencias de la OCDE.
Es decir no iba acorde ni a las necesidades de los maestros, de los alumnos, de las comunidades originarias o de la población en general, sólo beneficiaba a los empresarios ya que esta reforma abría las puertas a la privatización de la educación pública mediante la figura de la “autogestión escolar”. Además de que sus pruebas estandarizadas tenían un carácter punitivo, es decir que si los docentes no cumplían con la validación administrativa de los conocimientos, se les despedía de sus trabajos, a pesar de que esas pruebas no miden para nada la preparación de los maestros.
La nueva legislación se impuso a sangre y fuego alegando el bien supremo de los niños, cuando en realidad no tenía nada que ver con eso, durante aquel año 2013 se utilizó a la policía tanto de la Ciudad como Federal para reprimir a los maestros disidentes, apagando la llama del movimiento magisterial por la fuerza. En 2016 la inconformidad volvió a despertar dando como resultado los eventos de Nochixtlán, Oaxaca, en donde la policía estatal y Federal asesinaron a manifestantes durante las refriegas.
Todo para sostener el régimen de excepción laboral planteado por la Reforma Educativa, donde se removían los derechos laborales conquistados por el magisterio en el apartado B del artículo 123 constitucional para trasladarlos a leyes reglamentarias, secundarias o transitorias, con el fin de despojar a los docentes de educación básica de sus derechos.
En 2018 millones de personas votaron por Morena para que AMLO llegara a la presidencia con promesas de cambio, una de ellas la abrogación de la Reforma Educativa de EPN, sin embargo al momento de cumplir, López Obrador ha apuñalado por la espalda al magisterio ya que emprendió una reforma a la reforma, que mantiene el régimen de excepción laboral pero con modificaciones cosméticas, cuando la promesa fue de abrogación.
Continuidad de los modelos pedagógicos empresariales
Pero la Reforma Educativa no es sólo laboral, tiene otros aspectos que van contra los trabajadores y no sólo de la educación, en primer lugar porque la susodicha reforma no elimina las evaluaciones en el servicio docente, lo único que quita es la punitividad, sin embargo la carga administrativa que no tiene nada que ver con lo pedagógico permanece. Carga que quita tiempo valioso a los maestros para descansar, recrearse, para pasar tiempo con sus familias o para seguir preparándose en su profesión.
Si bien es cierto que elimina al Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), instaura otro semejante utilizando el mismo aparato burocrático del primero, mantiene el “concurso de oposición” que niega a los normalistas la plaza automática a pesar de que toda su formación está dirigida a ser maestros de educación básica. Mantiene el “Nuevo Modelo Educativo”, un modelo pro empresarial que enseña a los niños a obedecer y a trabajar y no a pensar ni a cuestionarse su realidad, diseñado a la medida de los capitalistas para tener trabajadores que no se quejen y no exijan mejores condiciones de vida.
Es decir el fenómeno del empobrecimiento de los planes y programas de estudio no se detiene, simplemente cambia de nombre mientras AMLO utilizando su gran prestigio legitima el haber reciclado la reforma de su antecesor. Así, se sigue permitiendo la desaparición de los talleres, la implementación de los clubs que son completamente ajenos a la enseñanza, la educación socioemocional la cual es una forma de adoctrinar a los jóvenes para obedecer las políticas empresariales como se mencionó antes.
Para tirar realmente la Reforma Educativa se requiere la más amplia unidad en las filas magisteriales, lo cual implica la lucha por la recuperación del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) para que esté al servicio de los maestros y no de la burocracia sindical charra. También es necesario que la CNTE haga un llamado a los sindicatos que se reclaman democráticos a luchar contra las reformas estructurales legado de Peña Nieto, empezando por ésta. |