Ayer se realizó la XV marcha Cultiva tus Derechos partiendo a las 11am en Plaza Italia. Desde ya se podían leer pancartas y lienzos por la legalización de la marihuana, el derecho al autocultivo, o por la "libertad terapéutica para la tercera edad".
Algunos aspectos que resaltaron son por ejemplo la alta presencia juvenil, la gran cantidad de ventas de materiales e instrumentos para consumir marihuana, la gran cantidad y variedad de venta de comida (incluídos por supuesto los afamados "quequitos mágicos"), la presencia de Fuerzas Especiales de carabineros a lo largo de toda la marcha, incluyendo carros lanza-gases por el costado de la marcha, y al final de la marcha, frente al escenario, una amplia variedad también de ropas, mochilas y carteras, artesanía y por supuesto, de bajones.
La Legalización de la marihuana: un entramado político histórico
Como mencionábamos en una nota anterior, la prohibición de la marihuana se instauró en una serie de países latinoamericanos alineándose de la política de War on drugs del gobierno norteamericano más o menos desde los 60. Pero ¿Por qué aún no es legal la marihuana en Chile si en EE.UU. se ha legalizado en varios estados? Esto se repite para la mayoría del resto de los países latinoamericanos a excepción de Uruguay.
La verdad es que la cuestión es mucho más compleja. Y es que detrás de las drogas, o mejor dicho, moviendo las drogas, hay todo un mercado, desde las farmacias hasta la venta de drogas ilegales o toda la parafernalia ligada al mundo de la cannabis. Pero esto no es todo, aparejado a ese mercado de las drogas existe un complejo entramado histórico con los políticos de los capitalistas y sus partidos.
A pesar de lo complejo de acceder a información sobre el mercado ilegal de drogas y su ligazón con los políticos de los capitalistas (especialmente los más subordinados a alguna alternativa imperialista como EE.UU.), se han realizado algunas investigaciones que dan cuenta de aspectos parciales de ella, como reportajes en El Ciudadano mostrando los nexos históricos entre la UDI y el narco en Chile, o investigaciones más profundas o más generales sobre el narco-estado en México, o la entrada del negocio de la cocaína en sudamérica ligado incluso a familas de quienes dirigieron las dictaduras latinoamericanas, por poner algunos ejemplos.
Parte de la pregunta de más arriba se responde con ésto: hay intereses político-económicos de por medio, primero el gran narcotráfico, el más influyente en la política, no puede permitir la legalización de la droga, la mayoría de los estados tampoco pueden permitírselo porque el narcotráfico supone cierto control de la vida en los barrios de la clase trabajadora, especialmente en los sectores más pauperizados, con el caso más claro de Chile de la introducción de las denominadas drogas duras en los barrios más combativos antes de la dictadura y los más ligados a experiencias como los Cordones Industriales y Comandos Populares, que estaban en vías de demostrar que se podían constituir organismos de la clase trabajadora para dirigir la sociedad.
Claramente el problema no es solo la marihuana, que resalta por sus potencialidades médicas conocidas hasta el momento y una ampliedad de masas en el consumo. El problema versa sobre las drogas más en general. ¿Cuánto dinero gastas en medicamentos al mes? ¿Cuántos tratamientos son inpagables por su alto costo y podrían ser apaleados con el desarrollo de otras medicinas que ni siquiera pueden ser investigadas? La situación rayaría en el absurdo si no comprendiésemos las motivaciones de los capitalistas y sus políticos ligados al narco.
Legalización de la marihuana: dos aspectos de la cuestión: medicinal y recreativo
La cannabis ha sido legalizada en varios países y estados, considerando que aún sigue siendo una expeción a la regla al menos en latinoamérica. La legalización permite principalmente regular la producción y venta de drogas, pero también desarrollar por ejemplo investigaciones médicas al respecto.
La cannabis ha sido utilizada no solo durante los últimos años como medicina, sino que milenariamente. Últimamente la legalización ha permitido algunas investigaciones científicas sobre sus propiedades medicinales más potentes. Si ciertos venenos al ser procesados pueden convertirse en medicina ¿por qué no hacerlo con la cannabis, completamente menos agresiva que un veneno? Claramente están los problemas ya antes enunciados, esto obedece a intereses político-económicos arraigados históricamente.
Existen agrupaciones completas dedicadas a buscar la legalización de la medicina cannábica, decenas de casos de personas que han mejorado sustancialmente sus situaciones de vida por ejemplo reduciendo abrúptamente los efectos de una epilepsia refractaria con el uso de cannabis.
Pero la cuestión no acaba allí. La legalización no puede ser solo medicinal, o mejor dicho, no puede ser medicinal si es solo recreacional. Y es que la comprensión de la medicina es inseparable de los llamados problemas de salud mental, que es a su vez inseparable de la posibilidad de recreación, del tiempo de ocio. Es cosa de preguntarse cuánto dinero se gasta en la compra de medicamentos psiquiátricos, luego cuántos problemas de salud mental están ligados a la explotación cotidiana, al estrés, al acoso laboral y a los distintos tipos de opresión sistemática como la opresión de género y la xenofobia.
¿Nunca te ha pasado, que sientes tanto la presión del trabajo o de la sobrecarga de estudio que piensas "quiero puro llegar a la casa a fumarme un pito"? Sea una "solución parche" o no, lo cierto es que es una realidad, si no es con un pito es con una cerveza, o el cigarro que hay que fumarse de prisa a la hora de colación porque hay que volver al trabajo. En síntesis, la marihuana tiene que legalizarse tanto medicinal como recreativamente con posibilidad de autocultivo, justamente porque la salud mental está ligada a la posibilidad de recreación, de ocio, y este a su vez está indisolublemente ligado a la jornada laboral.
Control de estatal de la vida, de la juventud y del trabajo
Los empresarios, que son dueños prácticamente de todo también quieren ser dueños de nuestras vidas, y en realidad necesitan serlo para seguir siendo los dueños. Ya este año Piñera a avanzado a medias con la Reforma laboral, principalmente con la medida de la jornada laboral repartida entre 4 días, pero ya lo hacen con medidas como por ejemplo el control de drogas en los trabajos, donde ni siquiera controlan si estás bajo los efectos de las drogas dentro de tu jornada laboral, sino que con exámenes de pelo pueden saber lo que has consumido en meses, incluyendo tus días libres. Es decir, la Reforma Laboral no viene a inventar esta situación, viene a profundizarla.
El gobierno y los medios capitalistas salieron a bombardear los quioscos y televisores con la demagogia de que ahora tendríamos 3 días de descanso, cuando en realidad la jornada laboral no disminuye en horas (se naturalizará más y se hará norma la jornada de 12 horas), y los salarios no suben mientras sí lo hace el costo de la vida y el endeudamiento. Lo que producirá esta reducción en la cantidad de días trabajados sumado al no aumento de salarios es la búsqueda de más trabajos y más flexibles.
La clase trabajadora ha luchado históricamente por el derecho al ocio, por la reducción del control de la vida trabajadora en manos de los capitalistas y por acabar con ese control. Ejemplo de ésto son los mártires de Chicago, por quienes se conmemora el 1° de Mayo, quienes luchaban por las 8 horas de la jornada laboral, 8 horas de descanso y 8 horas de ocio.
Hoy toda organización de trabajadores y trabajadoras debe luchar contra los controles de drogas en los trabajos, contra la reforma laboral que no aumenta ni el tiempo de ocio ni los salarios (de conjunto, no aumenta la calidad de vida de la clase trabajadora porque es un ataque estructural flexibilizador), por la legalización de la producción de drogas bajo gestión de trabajadores y usuaries, junto al reparto de las horas de trabajo, 6 horas diarias, 5 días a la semana con un salario mínimo de $450.000 y sin reducción de salarios, para que todes tengamos trabajo y más tiempo de ocio.
La legalización de la marihuana y las drogas no es es una utopía, pero tampoco podemos tener la utopía de que la entregarán pacíficamente. Para que esto ocurra, el estado capitalista tiene que ver un peligro más grande que el que supone perder favores con los grandes narcotraficantes, tiene que ver que no solo queremos la legalización de la marihuana, tiene que ver que queremos tomar nuestras vidas en nuestras propias manos.
La única manera de que tengamos derecho al ocio es enfrentando a los capitalistas, sus políticos, el estado y en Chile a toda la herencia de la dictadura. La única manera de tener derecho al ocio es conquistándolo todo. Las cadenas de la prohibición de la marihuana son pequeños eslabones en las cadenas que atan los capitalistas a nuestras vidas para explotarnos. |