Los presos políticos, dirigentes de los partidos independentistas que han sido elegidos en las elecciones del 28 de abril han llegado al Congreso y al Senado custodiados con un fuerte dispositivo policial con vehículos de la Guardia Civil, donde han recogido las actas.
Así lo han hecho Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Jordi Turull y Josep Rull, quienes han pasado a manos de la policía española en la comisaría de la cámara baja. Tras haber subido a la primera planta del edificio -donde los esperaban representantes de ERC, Juntos por Cataluña y EH Bildu-, los diputados han podido hacer los trámites sin estar esposados y Raül Romeva ha hecho lo mismo en el senado.
Una de las condiciones restrictivas que impuso el Tribunal Supremo español a los presos políticos para recoger las actas de diputados y de senador fue no proceder a ningún tipo de contacto con los medios de comunicación ni de hacer ninguna reunión de trabajo con sus compañeros de grupo al congreso y al senado.
Los medios mostraban una imagen inédita de los dirigentes catalanes siendo trasladados desde la prisión de Soto del Real, esposados, junto a un fuerte dispositivo policial, que los limitaba los movimientos y que no han podido hablar con los periodistas.
Este es un hecho inédito que demuestra la situación de represión judicial y policial de parte del Régimen hacia el proceso democrático catalán, con un "juicio farsa". De hecho, es la primera vez que los presos políticos tienen permitido abandonar la cárcel de Soto del Real sin tener que pasar por el Tribunal Supremo. El magistrado Manuel Marchena les ha dado un permiso especial para hacer los trámites previos a las sesiones constitutivas de las cámaras parlamentarias. |