Gualeguaychú se ha convertido desde hace años en el centro de un debate. Junto a la contaminación que dejan la papelera Botnia-UPM y el Parque Industrial, la comunidad viene denunciado los efectos sobre la población de los agrotóxicos que utilizan en los campos.
Uno de los detonantes fue el caso de Antonella González, la nena que falleció en noviembre de 2017 tras una leucemia. Su madre, Natalia Bazán, había convocado a movilizarse: “la vida de nuestros hijos no puede ser un negocio con el Parque industrial, la gente que fumiga, Botnia o tantas cosas”.
En la Argentina se rocían más de 350 millones de litros de agrotóxicos al año, la mitad de glifosato. El primer problema es que se vuelcan productos a un ritmo mayor de lo que la naturaleza pueda degradarlos. Pero además, las fumigaciones llegan también a muchos pueblos y ciudades. San Salvador y Gualeguaychú son los que vienen denunciando las consecuencias más brutales sobre la gente.
La Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER) viene denunciando que cerca del 80 % de las escuelas rurales de la provincia son fumigadas varias veces al año.
La misma AGMER, junto al Foro Ecologista de Paraná, habían presentado un amparo para impedir las fumigaciones cerca de las escuelas rurales. Así contradecía un decreto del gobernador Gustavo Bordet (PJ), que las autorizaba.
Finalmente, el Supremo Tribunal de Justicia de Entre Ríos ordenó limitar la fumigación con agrotóxicos alrededor de escuelas rurales. El fallo tuvo tal repercusión que el presidente Macri despotricó contra él en su reciente visita a la provincia. “Es un fallo irresponsable que pone en riesgo más del 20 % de la capacidad agroindustrial productiva de la provincia”. La “capacidad” de vida de miles de pibes, docentes y vecinos, no les importa. Ni a Macri ni al peronista Bordet, que saludó hace pocos días la fórmula Fernández-Fernández.
Pero la declaración más brutal vino de los propios empresarios del campo. Elvio Eguía, dirigente de la Federación Agraria de Entre Ríos, dijo sin vueltas: “es más fácil reubicar las escuelas que cambiar la producción. Reubicar a tres alumnos, que encima vienen del pueblo porque los lleva la maestra para no perder su trabajo. La escuela no estuvo antes que el campo”.
Esos son los amigos de Monsanto: Cambiemos, el PJ y la patria sojera. | 
