El avance de este temporal provocó un corte masivo de suministro eléctrico que dejó a miles de malargüinos sin servicio y provocó la incomunicación total con el resto de la provincia y al sur con Neuquén, luego del corte total de los principales accesos a la ciudad; la ruta 144 (desde Cuesta de los Terneros, San Rafael) y la ruta 40 hacia el sur.
En una ciudad que no cuenta con conexión en la red de gas (siendo el principal productor provincial de este combustible), y se abastece casi diariamente con camiones, la incomunicación vía terrestre pudo haber provocado una emergencia aún mayor, dejando al descubierto la fragilidad de su infraestructura de servicios y vías de comunicación que el departamento padece.
Con una imposible transitabilidad en las calles del departamento y en plena nevada, la Dirección General de Escuelas esperó hasta las primeras horas de ayer para decidir le interrupción de las clases en el turno mañana e increíblemente se tomó unas horas más para hacer lo propio con el turno tarde y noche.
Lo tristemente insólito es que a un día de terminar el temporal, todavía con rutas momentáneamente cerradas, calles congeladas, 20 centímetros de nieve en la ciudad y -13 grados, DGE haya decidido hoy ordenar el normal dictado de clases, obligando a docentes y alumnos a concurrir a las heladas escuelas, muchas de ellas con problemas de calefacción y carencias edilicias.
La caprichosa medida se da luego de que más del 90 por ciento de las escuelas de Malargüe fueran castigadas por el gobierno de Cornejo con la rebaja de la zona (ítem que reconocía la labor docente en contextos difíciles) y de que se espere a partir de esta semana un inminente avance de enfermedades respiratorias como gripe y bronquiolitis para los próximos días en toda la provincia. Al menos una pregunta surge de lo antedicho: ¿es calidad educativa la obligación de estudiar y trabajar en estas condiciones?. | 
