Hasta a ahora es un plan acordado en conjunto con las empresas que implicaría apenas una reducción de 1000MW para el 2030, lo que es un objetivo del todo insuficiente considerando el impacto negativo de esta tecnología.
Las termoeléctricas a carbón son una de las principales responsables de las llamadas zonas de sacrificio, dado el nivel de daño ambiental que generan: propiciando enfermedades respiratorias graves, liberando gases de efecto invernadero, entre otros impactos negativos a la salud y vida de las personas.
Chile tiene 28 centrales termoeléctricas a carbón con una capacidad de 5.165MW, responsables de aproximadamente el 90% de la contaminación de la generación eléctrica, de las cuales 8 saldrían del sistema en los próximos 10 diez años. Pese a esto el plan está en función de las condiciones del mercado eléctrico. Hasta ahora lo informado por el gobierno pre-anuncia que estas medidas están más en función del negocio de la generación eléctrica que de cualquier otra materia.
Desde diversas organizaciones ambientalistas se viene exigiendo la descarbonización total de la matriz energética, lo cual es algo mínimo y totalmente necesario, pero esto no parece ser funcional para el actual mercado eléctrico y los intereses de estas multinacionales.
¿Se podría des carbonizar Chile sin perder los puestos de trabajo y asegurando la producción eléctrica?
Según datos de Chile sustentable la capacidad eléctrica instala en Chile es de 22.500MW y la demanda máxima es de 10.600MW, es decir, hay una capacidad instalada de aproximadamente el doble de la que se consume, por lo cual la producción de electricidad está asegurada.
¿Generaría cesantía el terminar con el uso de carbón en estas plantas?
Hay muchas opciones partiendo porque estas plantas pueden ser reconvertidas aprovechando la propia capacidad instalada, a formas de muy baja contaminación, todo este proceso de conversión energética pueden tomarla en sus manos los propios trabajadores de las termoeléctricas en base a aportes tecnológicos ya existentes.
El gran límite para avanzar en esto parce ser el negocio de la generación energética
El gran límite para avanzar a terminar con toda la matriz energética altamente contaminante es que la preocupación del gobierno está en cuidar las ganancias de las multinacionales, así se desprende del análisis de la vida útil de las centrales, donde se calcula la rentabilidad del cambio, pero hay nula preocupación por los puestos de trabajo, el nivel de contaminación, los efectos al ambiente y la bio-diversidad, lo que parece no tener valor para el gobierno más allá del discurso.
Empieza a estar planteada sea la necesidad de renacionalizar la generación eléctrica y que sean los trabajadores y las comunidades quienes puedan administrar y decidir sobre los proyectos. |