Chile: largas jornadas, precarización y bajos sueldos
Los trabajadores de Chile trabajan mucho y ganan poco. Somos parte de los 10 países con mayores jornadas laborales de la OCDE. En promedio cada chileno o chilena trabaja 1974 horas al año. Actualmente en Chile la jornada laboral es de 45 horas semanales, repartidas en 5 o 6 días, con un sueldo mínimo que alcanza los $301.000. Del total de la fuerza de trabajo en el país, el 54% percibe un sueldo inferior a $350.000, y cerca de un 18% percibe menos de $200.000, cifras expuestas por la Fundación Sol hace algunas semanas. Mientras que la canasta básica familiar (lo mínimo que se necesita para vivir) bordea los $450.000; los sueldos simplemente no alcanzan para llegar a fin de mes.
La reforma laboral es una de las reformas centrales de este gobierno, junto a la previsional (fortaleciendo las AFP y la inversión en la bolsa; y la reforma tributaria), que hacen a un problema más estratégico para la burguesía: cómo “volver” a un ciclo de crecimiento dinámico (de sobre el 5%), con los actuales cuellos de botella (en problemas de inversión, productividad, debilidad de la dependencia del cobre, etc.) y asomando riesgos internacionales. La reforma del gobierno busca entonces y sobretodo mantener la jornada al arbitrio del empleador. Ni siquiera es para mejorar la “productividad” como señalan, pues los grandes capitales nacionales y extranjeros de ningún modo invierten en tecnología y capacitación, salvo para importar bienes de capital y en nichos específicos como minería, donde están presentes grandes transnacionales como BHP Billiton.
El gobierno de Piñera demagógicamente dice querer perfeccionar la jornada laboral al servicio de las ganancias empresariales: eliminará los feriados y la estabilidad a cambio de jornadas especiales que quedarán al arbitrio del empleador, considerando jornadas de más de 12 horas diarias, la eliminación de los feriados y manteniendo los bajos salarios.
750 funcionarios municipales en Recoleta tendrán una jornada de 40 horas
El alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, anunció que en su comuna se reducirá la jornada laboral, pasando de 45 a 40 horas de trabajo. La medida abarcará a todos aquellos trabajadores municipales que están contratados y que se rigen por el Código del Trabajo.
En palabras del alcalde del Partido Comunista: “los trabajadores gozaran con una hora diaria para disfrutar con sus familias. Chile es uno de los países con jornadas laborales extenuantes, pues, a las 8 horas promedio se suma el trayecto que llega a representar hasta un aumento de 3 horas más". Se trata de una medida justa pero vale la pena preguntarse:
¿Por qué es tan reducida? En Recoleta existen 19 establecimientos de salud y 22 establecimientos de educación, (básica, media, especial, adultos y jardines infantiles), donde trabajan casi mil funcionarios y ninguno de sus trabajadores podrá acogerse al máximo de 40 horas. Las largas jornadas laborales son parte del modelo capitalista chileno instalado en dictadura y representa la principal fuente de riquezas y ganancias para los nuevos grupos empresariales nacionales y extranjeros en Chile en las últimas décadas. Riqueza que termina invertida fuera del país.
La medida del alcalde Daniel Jadue, aunque limitada hay que mantenerla, pero si realmente considera que es un problema urgente, habría que buscar su aplicación para la totalidad de los trabajadores de la comuna.
Además, la propuesta del PC no está ligada a una denuncia a las condiciones laborales de precariedad (partiendo por los municipios, la subcontratación y el trabajo a hononario, sueldos y pensiones de hambre, hasta los tiempos en transporte público) para incentivar la lucha de clases de las y los trabajadores, sino en función de, ahora, un cierto “golpe de efecto” para aumentar el apoyo en su programa de reformas como alternativa política (“desde el municipio al gobierno y al país”).
Tampoco responde al problema del agobio laboral, pues reducir la jornada a 40 horas sin tener una política de contratar a más trabajadores y trabajadoras, aumentando los puestos de trabajo- y desde ahí combatir el desempleo- lleva a que sean esos/as mismos/as trabajadores/as quienes deban realizar las mismas funciones y trabajo, pero en menos horas, pudiendo aumentarse así la carga laboral.
Para que la reducción de la jornada se extienda a mayores sectores un paso obligado es afectar los intereses del Estado y los capitalistas
Si en Recoleta se pudo con 750 funcionarios, ¿por qué no hacerlo con la totalidad de los trabajadores que prestan servicio a la municipalidad en dicha comuna? Hay estatutos administrativos especiales que impedirían la medida, porque éstos, sólo puede modificarse por acción del Ejecutivo o del Congreso. La medida posee poco alcance, ya que se aplicó sólo al personal de las Corporaciones de Deporte y Cultura y de la Corporación de Educación, es decir, aquellos que trabajan en el edificio municipal.
Estos 750 trabajadores mantendrán el mismo sueldo, pero esa hora extra, fácilmente será consumida en el transporte o en horas fuera de la jornada considerando que el anuncio no contempla una reducción de la carga laboral. En resumen, no hay un aumento salarial, no se declara que habrán nuevos puestos de trabajo para repartir la carga administrativa.
La estrategia de Jadue es la de golpear políticamente desde la táctica del municipalismo, que para ellos consiste en hacer equilibrios en el presupuesto municipal para otorgar servicios sociales a bajo costo. Una farmacia, una librería, una óptica popular. Todas a precios más bajos que el comercio privado, sin embargo, dependen del presupuesto municipal que es fluctuante considerando que no hay aportes del Estado a las municipalidades. Las municipalidades son corporaciones autónomas de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio, a la cual le corresponde la administración de la comuna. Las comunas con mayores rentas son las comunas donde hay mayores ingresos por habitante, por lo tanto, estamos lejos de creer que son derechos conquistados y duraderos.
El Partido Comunista, en un intento por oponerse a la reforma empresarial de la derecha, ha levantado una bancada transversal por las 40 horas incluyendo a políticos de la Derecha y aplicando la medida para 751 funcionarios en Recoleta. Pero, amarran tal objetivo a un acuerdo con los empresarios y los partidos tradicionales. O en el caso de Recoleta, a lo posible que pueda dar el presupuesto de un municipio sin contestar claramente la pregunta: ¿cómo reducir la jornada para todos los trabajadores?
La reducción de la jornada laboral históricamente para el movimiento obrero ha significado difíciles luchas. En Chile cualquier reducción de la jornada será resistida por los poderes del Estado y los grupos empresariales, que se benefician día a día de la alta tasa de horas de trabajo y la extracción de valor por medio de los bajos salarios. Para que en Chile comiencen a ganar los trabajadores se requiere afectar la ganancia de los empresarios (que termina invertida fuera del país) y el poder del Estado (que mantiene en agobio y flexibilización a la mayoría de sus funcionarios). Esto conllevará enfrentar a esos poderes concretos.
Detener al gobierno e imponer una reducción de la jornada laboral
Es por esto que hay que defender a todos los trabajadores de la reforma precarizadora que intenta introducir el concepto de “jornada especial” para trabajar más por el mismo sueldo, e incorporará nueva tecnología para bajar el valor de la mano de obra. La CUT y todas las organizaciones sindicales hoy dispersas deben convocar a un paro nacional que pueda frenar la reforma del gobierno y a la vez abrir paso a la idea de reducir la jornada laboral y aumentar los sueldos en Chile.
A la vez que llamamos a enfrentar y derrotar esta reforma en las calles, y preparar un plan de lucha, con asambleas y en perspectiva de un paro nacional activo, desde el PTR luchamos y proponemos reducir la jornada de trabajo a 30 horas semanales, 5 días y 6 horas diarias, para que todas y todos tengamos trabajo, sin reducir el salario y que nadie tenga un salario menor al costo de una canasta básica familiar de $450.000.
En un país que crece, la desocupación del 7% es crónica, y es más del doble en la juventud, y en las mujeres. 4 de cada 10 trabajadores no tienen contrato y casi 700.000 están subempleados. Mientras crecen las ganancias empresariales y de los bancos, hay despidos. Por eso proponemos repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados. Queremos trabajo para todas y todos y que ninguna familia quede en las calles. La lucha por la reducción de la jornada de trabajo ha sido una lucha histórica de la clase trabajadora. Se ha conseguido con grandes batallas. Para conquistarla las centrales y los sindicatos deben tomarla como una bandera de lucha, con su propia movilización independiente, con asambleas y un plan de lucha nacional, con paro activo.
Que el trabajo sea una creación libre sólo podrá hacerse cuando los trabajadores conquistemos nuestro propio gobierno
Esta medida de reducir la jornada laboral a 30 horas en 5 días, la planteamos para conectarlo con un programa de conjunto para terminar con la precariedad, sueldos y pensiones de hambre y endeudamiento que vive la gran mayoría de los cerca de 8 millones de trabajadores. Pero además, está relacionada con un objetivo mayor que nos propinemos: la pelea por un gobierno de los trabajadores en ruptura con el capitalismo, único capaz de realizar dichas tareas para avanzar a una sociedad donde el trabajo sea creación libre, sin explotación ni opresión; una medida que es incapaz de realizar la burguesía nacional totalmente dependiente y subordinada al capital extranjero, las multinacionales y el imperialismo de EE.UU y Europa. |