A raíz de los sucesos, el Tribunal de Roma emitió una orden de arresto para 11 integrantes de la organización. Según explicaron fuentes policiales, 3 de los integrantes de dicha red se encuentran bajo libertad provisional, 5 detenidos y otros 3 tienen orden de arresto.
La red captaba jóvenes pobres en el interior de Argentina, seduciéndolas con promesas. Hecho esto, las llevaban a un albergue en el barrio de Palermo en Buenos Aires para realizarles el llamado “ablande”. Una vez allí, las chicas eran sometidas y posteriormente “seleccionadas” para ser enviadas a Italia (según señala el periódico Italiano Il Corriere della Città, cada contingente enviado para el funcionamiento de esta red de trata se estimaba aproximadamente en 30-40 chicas cada uno) con un pasaje de ida y pasaportes falsos que luego les serían quitados en la escala en París. Las chicas serían prostituídas en el corredor costero Ostia, una ruta angosta, deshabitada y de doble mano. Una vez allí, los explotadores sexuales les asignaban sus horarios y tarifas. Las chicas que no cumplían eran duramente castigadas con violencia física y psicológica.
El hombre que era jefe de dicha red y se hacía llamar “Mamá” (apodo similar al de una jefa de una red de explotación sexual en Neuquén que también sometía chicas travestis), contaba en el albergue de Palermo con la colaboración de médicos que proveían las cirugías y tratamientos hormonales para preparar a las chicas para la prostitución. La red –aparte de la explotación sexual– también lucraba con el narcotráfico, las chicas eran forzadas a consumir (aumentando así su dependencia y vulnerabilidad) y ofrecer estas sustancias a los clientes de la red de trata.
Vuelve a salir a la luz el entramado de encubrimiento y amparo tanto estatal como policial, con el cual cuentan para operar estas redes para la explotación sexual y el narcotráfico. Pero lo que queda invisible, es la naturalización de la marginalidad y la situación de prostitución que atraviesan las compañeras de la comunidad travesti en cuanto al sustento económico (un estudio del INDEC del 2012 señala que el 85.7% de las encuestadas está o estuvo en situación de prostitución), la violencia policial, la precaria construcción de nuestros cuerpos y el escaso acceso a la salud y la educación que configuran una expectativa de vida de 35-40 años, aún hoy, a casi 3 años de la aprobación de la Ley de Identidad de Género.
César Cigliutti de la CHA señaló que "las travestis y transexuales argentinas conforman un grupo de la población altamente vulnerable y permeable a estos grupos delictivos, que se aprovechan de sus carencias educativas, sociales y económicas". En 2013 salieron reportes de diversas organizaciones que tratan la temática que no sólo identificaban víctimas de esta redes de trata, sino además señalaban en particular el método de ofrecer trabajo para finalmente someter a las travestis, sacarles los pasaportes y forzarlas a la prostitución, algo que se dá en el marco del no acceso al ámbito laboral de las compañeras y la situación de marginalidad que esto configura. |