“-Más allá de sus críticas a la prensa. ¿Usted realmente cree que está haciendo esfuerzos para pacificar al país?
Sí, estoy haciendo esfuerzos, no estoy atacando ni buscando la división. Pero hay gente a la que no le gusto aún sin conocerme”.
El entrevistado es Jair Bolsonaro. La entrevista la realizado un enviado del diario argentino La Nación. El mandatario de Brasil habla pocos días antes de viajar hacia nuestro país.
Este asombroso pasaje se puede leer en el adelanto de la entrevista, que se publicará entera este sábado. La afirmación resulta insólita.
Bolsonaro fundó su campaña en incentivar el odio contra diversos sectores sociales. Desde los inmigrantes, pasando por la izquierda, hasta quienes integran la comunidad LGTBI.
A eso hay que añadir que Bolsonaro llegó a la presidencia en el marco de una operación política destinada a consolidar el golpe institucional iniciado en 2016 contra Dilma Rousseff.
Una de las últimas manifestaciones de odio quedó al descubierto hace poco más de un mes cuando, por presión de Bolsonaro, un publicista tuvo que dejar su puesto. ¿La razón? Haber creado un video publicitario para el Banco de Brasil donde aparecían personas negras y una transexual.
Bolsonaro también ha logrado una fuerte oposición por parte del movimiento estudiantil, que este jueves 30/5 volvió a protagonizar importantes marchas contra los recortes educativos en el área de educación.
Bolsonaro es un claro aliado en la región del presidente norteamericano Donald Trump. Comparte esa ubicación con el mandatario argentino, a quien verá la semana próxima.
Durante el adelanto de la entrevista volvió a dejarlo claro al atacar al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, avalando la avanzada golpista que se sigue contra ese país desde EE.UU. y la derecha continental.
“La debilidad de Maduro hace que la dictadura en Venezuela sea fuerte. Él está ahí al frente porque cooptó al ejército, cuya cúpula son ahora narcotraficantes. Eso, en Brasil, la izquierda no logró hacerlo, pese a todas las medidas tomadas contra nosotros, ni siquiera con la mentirosa Comisión Nacional de la Verdad que contó historias totalmente diferentes a las que ocurrieron en aquel período de 1964-1985".
La afirmación viene a ser una justificación de la política represiva llevada a cabo por la dictadura brasilera, que inició en 1964.