Como representación de la situación de la industria nuclear Argentina este 31 de mayo, día de la energía nuclear, se conoció la noticia de más de 100 trabajadores suspendidos, la posibilidad de su despido y paralización de las obras del reactor CAREM. Esta obra está emplazada en la localidad de Lima, partido de Zárate.
Los trabajadores suspendidos son empleados de la contratista Tecna, filial de la española Isolux Corsán, encargada de la construcción del Balance de Planta -las instalaciones y equipos necesarios para la generación de energía eléctrica. Las empresas toman esta medida para renegociar los contratos adjudicados con precios anteriores a la devaluación y la espiral inflacionaria dejando a los trabajadores sin salario.
El secretario de la UOCRA Julio González denunció las suspensiones para pedir que el gobierno renegocie los montos, a pesar que se vienen llevando las ganancias con la obra pública. Desde 2014 miles de trabajadores capacitados para construir una central nuclear han quedado sin trabajo debido a la falta de continuidad del plan nuclear, las conducciones de los distintos sindicatos del sector han faltado en realizar un plan de lucha coordinado para lograr la reanudación del plan.
Cambio de amigos
La obra civil del CAREM estaba a cargo de la empresa estatal NASA hasta 2016, la cual subcontrataba a 11 empresas por adjudicación directa. Con la llegada de Cambiemos al gobierno frenaron la obra civil y llamaron a licitación, la cual fue adjudicada a Techint de Paolo Rocca con la consecuente demora en los proyectos de mas de un año y medio. Lo mismo sucedió con una obra auxiliar a Atucha, el almacenamiento en seco de elementos combustibles pero que terminó con la adjudicación de la licitación a la empresa Caputo S.A., propiedad del “hermano del alma” Nicky Caputo.
A pesar de varios anuncios como los de la diputada de la coalición gobernante Sandra Paris, el sector nuclear sólo recibió golpes por parte de Cambiemos a pedido del FMI y Trump en su disputa comercial con China, una de las oferentes para la financiación y construcción de Atucha III y IV. Por eso es necesario romper con el FMI para resolver la crisis de los trabajadores nucleares.
La suspensión y cancelamiento de estas obras llevaron al despido de 250 trabajadores dedicados a la planificación de la misma, así como también la paralización y posible cierre definitivo de PIAP, la planta industrial de agua pesada más grande del mundo ubicada en Arroyito, Neuquén.
Mantener a la empresa Nucleoeléctrica como una sociedad anónima con participación estatal desde los años 90’, cuando se intentó privatizar, permitió ser una caja negra donde Julio De Vido derivaba grandes porciones de fondos públicos a discreción. La gestión Cambiemos a pesar de denunciar para la tribuna estos manejos, no presentó ninguna prueba ni avanzó en causas judiciales, sólo realizó los mismos manejos con distintos amigos.
Tanto NASA como las otras empresas del sector Dioxitek, Conuar, FAE y otras privatizadas deberían ser reestatizadas bajo una empresa nacional única y bajo control de los trabajadores, que permita diseñar un plan nuclear junto a las universidades y comités de profesionales que apunte a resolver la crisis energética y ambiental que atraviesa el país. |