La jugadora de la UAI Urquiza y reciente campeona de la Primera A, ya está en Francia donde este lunes arranca el Mundial para la Selección argentina. Parte de seguir haciendo historia junto a sus 22 compañeras, llevando la lucha por la profesionalización y el empoderamiento de las jugadoras, en un deporte que ya no es exclusivo de hombres: ahora es de todos y todas.
Ayer 7 de junio, Francia y Corea dieron inicio al torneo más importante de este deporte: la Copa del Mundo. Fue goleada 4-0 de las locales. Pero este lunes, la Selección argentina tendrá su debut contra el último equipo subcampeón: Japón. El partido se jugará en el estadio del París Saint Germain y será el primero de una seguidilla que tendrá el seleccionado dentro del Grupo D, integrado también por Inglaterra y Escocia.
A falta de tan poco tiempo para el debut, Milagros nos contó: “Son unos días de mucha ansiedad. Es un mundial, la Copa del Mundo que no se juega en el femenino hace doce años y creo que, como yo, todas las chicas del plantel, las que estuvieron y las que vienen detrás están de la misma manera que yo, ansiosas y con muchas ganas de que ya llegue el 30 de mayo para estar allá”.
A diferencia de otras competencias, esta viene acompañada de la lucha por la profesionalización del fútbol femenino en Argentina. “Estos últimos meses fueron especiales para todas las mujeres que jugamos al fútbol. Creo que la lucha comenzó allá en Chile y la verdad que le agradezco a Maca (Sánchez) que ella fue la que puso la cara para todo esto y que hoy los equipos de la Primera A puedan ser profesionales me hace sentir muy orgullosa”.
Las jugadoras pidieron ser escuchadas, el pueblo futbolero acompañó ese reclamo y en la cancha de Arsenal más de 12 mil personas alentaron al seleccionado para conseguir el boleto al mundial. “Había gente que se quería sacar fotos con nosotras. Es algo que no me voy a olvidar nunca. Viajaron de todos lados para vernos y eso nos hizo tomar mucha fuerza. Nos fuimos tranquilas a Panamá. Fue una fiesta”, recordó la jugadora.
Para la mayoría de los deportistas, vestir la camiseta argentina es el mayor logro de su carrera y para la Mili es un sueño cumplido: “Es especial, la tenés que cuidar, la tenés que amar como yo amo a mi país. La verdad que es una cosa inexplicable, un sentimiento que no podés decir. Querer es poder. Todo llega, hay que saber esperar”.
La historia de Milagros no inició en el fútbol, ella viene de una familia fierrera: “Corrí en karting por cuatro años, fui campeona y subcampeona. Mi hermano y mi papá también corrían, pero un día le dije papi no quiero correr más y quiero jugar al fútbol. Por suerte mi familia siempre me apoyó. También jugué cuatro años al tenis pero me di cuenta que el deporte individual no es lo mío y por eso elegí el fútbol”.
Recordando su infancia, Mili contó que le quisieron cortar el pelo para hacerla pasar por un varón: “Yo ya no podía jugar más en escuelita, me querían pasar a liga, a cancha de once y no podía porque no aceptaban mujeres, entonces el técnico me dice ´no, no, pero vos tenés que estar, sos fundamental para el equipo’ y le dijo a mi mamá que me corte el pelo”. Por suerte su familia no lo permitió.
Aunque parezca algo gracioso, estas historias suelen ser más comunes de lo que pensamos y hacen que muchas chicas no puedan pensar en ser jugadoras profesionales de fútbol. “Cuando me fui de Mar del Plata, en la liga había noventa jugadoras, hoy son mil. Imaginate todo lo que creció el fútbol femenino. Tengo muchas amigas que juegan baby, hay una que es mamá, y cuando el marido no puede tener al nene se lo lleva a entrenar, entonces al bebé se lo tengo yo o alguna de las chicas. La gente no ve que las mujeres dejamos mucho por esta pasión. No cobramos un peso de esto, es todo por amor al arte”.
La lucha de las pibas está dentro y fuera de la cancha. Ellas saben que los resultados son importantes para ganar el partido de vuelta en Argentina, donde muchos van a querer voltearlas y hacerles creer que el fútbol femenino no le interesa a nadie. Pero ellas tienen que saber que son más de 23 y que no están solas. Esta lucha es parte del movimiento de mujeres y no va a parar hasta lograr la igualdad. El fútbol será feminista, disidente y profesional.