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Durante la audiencia en la Comisión de Asuntos Económicos del Senado, Levy expuso los argumentos que señalan la necesidad de que Brasil realice un ajuste en sus cuentas públicas, con “firmeza y rapidez”, para prevenir daños mayores a la economía y “evitar sanciones del mercado”. Según el ministro, el país corre el “riesgo de perder su grado de inversión” en las evaluaciones que realizan las agencias de riesgo, lo que supondría “un alto costo” para la economía; la baja en la nota del país generaría desempleo y crearía nuevas dificultades de financiamiento para las empresas.
“Los países que no hicieron un gran esfuerzo aun están con dificultades para crecer. España lo hizo y está creando empleo, adquiriendo dinamismo”, afirmó el ministro. Con este discurso, Levy refuerza la caracterización de que es hoy el principal agente de los grandes empresarios y del capital financiero en el gobierno, con amenazas y sembrando miedo entre los trabajadores para que acepten “apretar el cinturón”, de lo contrario el mercado podría imponer nuevas sanciones.
En paralelo, afirmó que el gobierno intentará “destrabar” las inversiones y está impulsando un programa de nuevas concesiones en áreas de infraestructura, como puertos, aeropuertos y carreteras para el sector privado. Lo que en la práctica significa dar continuidad y profundizar las privatizaciones de sectores estratégicos de la economía, que el gobierno de Dilma ya viene llevando adelante.
El objetivo de las medidas de ajuste, según el ministro, es “preservar los avances sociales” de la última década, mantener los empleos y los programas de distribución de ingresos. A pesar de esto, los trabajadores ya saben que una de las marcas del gobierno del PT es decir una cosa y hacer exactamente lo contrario. Comienzan a sentir cotidianamente los efectos de una política económica construida para descargar los efectos de la crisis sobre sus espaldas.
Fuente: Agencias – Izquierda Diario |