Con molestia reaccionaron los trabajadores de la minera Codelco, quienes vienen en un proceso de negociación colectiva con la cuprífera que ya está en su última fase. Los trabajadores ya tienen votada la huelga y se encuentran en los últimos días de la mediación de la Dirección del Trabajo.
Ayer lunes 10 la cuprífera realizó lo que llamó su oferta final previo a hacer efectiva la huelga. En los medios ha trascendido el monto de la bonificación por término de negociación, el cual se cifra en $14,1 millones (es decir, $100.000 pesos más de lo ofertado previamente).
Sin embargo, los trabajadores demandan 4 ejes que no se relacionan al bono de negociación, sino que a beneficios, como la igualación entre trabajadores nuevos y antiguos, además de asegurar la cobertura de salud y mejores planes de retiro, debido a que la cuprífera anunció cerca de 1.500 despidos una vez que se ponga en funcionamiento la mina subterránea.
Con esta nueva oferta la minera pretende cerrar el conflicto. Las directivas de los Sindicatos N°1, N°2 y N°3, que reúnen a más de 3.200 mineros, declararon que citarán a asamblea general este miércoles 12 de junio.
Desde el gobierno no ha habido mayor pronunciamiento, pero bien conocemos su prontuario anti-obrero, al cual suma un nuevo episodio. Mientras los trabajadores se encuentran deliberando en torno a la oferta de la empresa, a puertas de hacer efectiva la huelga, el gobierno despliega un importante contingente policial en la faena de Chuquicamata.
Esta es la verdadera cara de los “tiempos difíciles” que planteó el gobierno en su cuenta pública. El gobierno ocupa el mismo método que contra el movimiento estudiantil y la juventud, como lo viene haciendo con la represión en el Instituto Nacional o en la UMCE (ex Pedagógico), que han sufrido el ingreso de Carabineros, como así mismo con políticas como Aula Segura, la revisión de mochilas o los toques de queda (tal y como lo propone la alcaldesa Karen Rojo en Antofagasta).
El gobierno con este mismo método busca amedrentar a los trabajadores sitiando Chuquicamata con Fuerzas Especiales, una medida autoritaria para doblar la voluntad de los mineros. Es necesario denunciar este escándalo contra los derechos más mínimos de los trabajadores como lo es derecho a huelga.
Lo que busca evitar con represión es que confluya en un mismo momento el paro docente, que viene despertando a sectores de la juventud estudiantil, y a los mineros de Chuquicamata, lo que sería un escenario de terror para un gobierno que sigue cayendo en las encuestas.
Mientras el gobierno se hace más débil, más crece las fuerza de los trabajadores. La intransigencia del gobierno y de los empresarios hoy tiene a los docentes en la calle y pueden ganar un aliado importante para hacer retroceder al gobierno si mineros y docentes unen sus luchas frente a su enemigo común.
Sin embargo el gran límite hoy son las direcciones sindicales, quienes se niegan a unir estos procesos. Las grandes centrales sindicales, como la CUT o el propio Colegio de Profesores, son dirigidos por el Partido Comunista o el Frente Amplio, quienes no buscan esta unidad en las calles, sino para desviarla al Parlamento, sembrando la ilusión de que bastan más parlamentarios para obtener nuestras demandas.
El paro docente y un eventual paro minero sería la muestra más clara que la lucha y la organización es la forma de enfrentar la desidia y el abuso patronal, así como las reformas y los ataques del gobierno. Una pequeña muestra de esto es la huelga de los trabajadores de Conveyor, desde donde vienen confluyendo, como un pequeño ejemplo de que es posible la unidad de estas luchas, con docentes y otros trabajadores que buscan rodear de solidaridad su huelga. |