Las clases dirigentes de México han sido incapaces de defender el país ante la ofensiva extranjera. De hecho las clases dirigentes en México son entreguistas a los intereses nacionales. La burguesía nacional, que creció a la sombra de la potencia del norte, es profundamente antipatriótica, antinacional, racista, dependiente y sumisa.
México ha sido humillado por Estados Unidos en diversas ocasiones y el triunfo del país de las barras y las estrellas explican el desarrollo del país de Washington y el subdesarrollo del país de los aztecas. Acá ocho razones históricas para que los mexicanos seamos fervientemente antiimperialistas.
Uno. México perdió Texas 1835 y 1836 en manos de Estados Unidos. Desde años antes el colono Moses Austin comenzó la colonización del estado con el visto bueno del presidente mexicano Antonio López de Santa Anna apodado el "hombre de las 15 uñas". James Polk derrotó a Santa Anna militarmente y en el Tratado de Velasco México fue humillado: perdíamos Texas.
Dos. México perdió frente a Estados Unidos la Mesilla en 1846-1848. Las tropas de ocupación fueron comandadas por el general John Quitman y William J. Worth el 14 de septiembre de 1847 los militares ondearon la bandera de las estrellas en el Zócalo de la Ciudad de México. Pero también usaron el Calendario Azteca como tiro al blanco. El Tratado Guadalupe Hidalgo fue la firma clave de la pérdida de la Mesilla.
Tres. En 1913 Estados Unidos en manos del embajador Henry Lane Wilson apoyó el golpe militar de Victoriano Huerta contra Francisco I. Madero. El Pacto de la Embajada es una muestra de cómo los intereses de Estados Unidos en México son fuertes y apoyaron el golpe militar al gobierno de Madero imponiendo una feroz dictadura. Esto implicaba la sumisión de la política mexicana a los Estados Unidos.
Cuatro. En 1914 Estados Unidos invadió Veracruz en medio de uno de los momentos más cruciales de la revolución mexicana. Villa y Zapata entraron a Palacio Nacional y los Estados Unidos no podrían sentirse alejados de participar del conflicto enviando una ocupación de 6 meses en medio de la fase antihuertista de la Revolución de 1910.
Cinco. En medio de la ofensiva de Estados Unidos para imponer golpes militares en América Latina resultó que el embajador Winston Scott alimentó la propaganda anticomunista en el gobierno de Díaz Ordaz y se está discutiendo en los círculos académicos de hoy que el presidente responsable de la masacre del 2 de octubre estaba en la nómina de la CIA.
Seis. La etapa más oscura de la historia moderna de México fue la Guerra Sucia. Como señala un artículo de La Jornada "La confesión del general Mario Arturo Acosta Chaparro de que recibió adiestramiento militar en Estados Unidos entre 1969 y 1971 sirvió para confirmar lo que muchos sólo sospechaban; que militares mexicanos involucrados en la guerra sucia fueron usados gracias a su preparación por parte de Estados Unidos." El Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad o Escuela de las Américas adiestraron a los Nazar Haro y a los de la Dirección Federal Nacional de Seguridad para liquidar a los luchadores sociales de la década de 1970.
Siete. Durante la "Guerra contra el Narcotráfico" México se subordinó a la política de combate diseñada por Estados Unidos. En el Pentágono y la Casa Blanca la militarización del país para "combatir al crimen organizado" fue la estrategia para implementar las reformas estructurales como la reforma educativa, laboral, energética que favoreció a las grandes empresas imperialistas desde el TLCAN. Estados Unidos militarizo nuestro país con la Iniciativa Mérida y México puso los muertos.
Ocho. Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos declaró una guerra de aranceles sobre las mercancías que exporta México a ese país. Negoció con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que México pondría un muro de contención en la frontera de Centroamérica. En los hechos la Guardia Nacional es una extensión de la patrulla fronteriza en territorio nacional. Trump insiste "México no nos respeta" y el gobierno de Morena que se dice nacionalista no detiene el ataque y se muestra sumiso como a Estados Unidos como cualquiera de los partidos patronales que lo antecedieron en el poder.
La revolución permanente
Santa Anna abandonó la Ciudad en 1848 luego del avance de los Estados Unidos hacia Palacio Nacional y la dejó a su suerte. Esa es la actitud que han mostrados los partidos de la burguesía mexicana a la hora de defender la soberanía nacional contra el imperialismo y el colonialismo mexicano.
La noche de 13, luego de algunos cañonazos desde San Cosme, la “plebe” los “léperos”, los “pobres urbanos” decidieron irse al Zócalo y esperar. El 14 por la mañana encabezaron un alzamiento en rechazo de la ocupación que se prolongó en la ciudad hasta el 15. Fueron los pobres urbanos, los proletarios, quienes defendieron la soberanía nacional.
Durante la Revolución los Dorados de Francisco Villa fue el único ejército que se propuso invadir Estados Unidos en 1915 y hasta hoy en día es la única ocasión que un ejército extranjero invadiera el país de las barras y las estrellas.
León Trotsky planteaba en la Teoría de la Revolución Permanente "Con respecto a los países de desarrollo burgués retrasado, y en particular de los coloniales y semicoloniales, la teoría de la revolución permanente significa que la resolución íntegra y efectiva de sus fines democráticos y de su emancipación nacional tan sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado, empuñando éste el poder como caudillo de la nación oprimida y, ante todo, de sus masas campesinas."
Resulta decisivo que en México se desarrolle la conciencia antimperialista entre los desposeídos. Está clarísimo de acuerdo con la historia que las clases dirigentes y la burguesía nacional son claramente sumisas, antinacionales, colonialistas y cobardes ante los ataques de los imperialistas de Estados Unidos.
La lucha por los plenos derechos de los migrantes, por frenar las deportaciones, por echar abajo el muro, por sacar a la guardia nacional de la frontera, por renacionalizar todo lo vendido a los imperialistas de Estados Unidos y la lucha por la soberanía nacional sólo se podrá conseguir con la unión de los explotados de México y con al apoyo de los explotados de Estados Unidos.
La lucha por la soberanía nacional se logrará con la renacionalización de todo lo privatizado a empresas extranjeras, en primer lugar las estadounidenses, las minas, el petróleo, el agua y hasta la industria eólica, dejando de pagar la deuda externa a los organismos internacionales, también al comando de Estados Unidos, como el FMI y el Banco Mundial, y a los acreedores, recuperar el campo de las grandes trasnacionales imperialistas que introducen transgénicos y agroquímicos.
Estas demandas se podrán resolver con la movilización de los trabajadores, los pueblos indígenas, estudiantes y campesinos de México (con independencia de clase frente a los partidos entreguistas) con la solidaridad de los trabajadores explotados en Estados Unidos.
En el país del norte los trabajadores deben tomar como suya la causa de México, el rechazo a la expoliación y explotación imperialista en México. Es imperioso unir los reclamos de los proletarios de Estados Unidos y los reclamos del proletariado mexicano para derrotar a los capitalistas. |