La Policía disolvió este miércoles por la fuerza la masiva concentración contra la polémica ley de extradición, cuya segunda lectura que estaba prevista para este miércoles, fue pospuesta hasta nuevo aviso ante las masivas movilizaciones de rechazo.
La jornada había comenzado con miles de jóvenes que habían guardado vigilia desde la noche anterior para rodear el Parlamento. A medida que fue avanzó el día el número de manifestantes aumentó hasta llegar a cortar las principales avenidas de la ciudad.
Las escenas hicieron recordar las protestas del Movimiento de los Paraguas que, hace cinco años, tomó el centro de Hong Kong durante casi tres meses para reclamar la elección directa del Gobierno de la isla, hasta el momento impuesto desde Pekín. El área ocupada era la misma.
A diferencia de las protestas de hace algunos años, en lugar de organizarse en grupos de Facebook, los manifestantes se coordinaro mediante mensajería encriptada; unos grupos en contacto con otros, y estos con aquellos. Algo que, según aseguran, les ha permitido organizarse mucho más rápidamente.
Fotos publicadas por el rotativo local South China Morning Post mostraron como la policía -unos 5.000 agentes, según la prensa local- desplegaba una bandera con la frase: "dejar de arremeter o disparamos", una amenaza que finalmente se hizo realidad con métodos antidisturbios. Al menos 22 personas heridas habían sido trasladadas a los hospitales de la ciudad según informó la prensa local.
El Consejo legislativo informó mediante un comunicado, del aplazamiento de la reunión para debatir la segunda lectura del proyecto de ley de extradición, prevista para este miércoles, y añadió que se informará posteriormente de la nueva fecha para la misma.
De aprobarse la ley de extradición, los tribunales locales podrán revisar los casos de esta índole de manera individual. En concreto los manifestantes critican una ley que permitiría la extradición expedita de numerosos disidentes chinos, que se refugian en la ciudad. La ciudad disfruta de libertad de expresión, de reunión y de un sistema judicial independiente hasta su asimilación por parte de China, prevista para 2047.
Los opositores temen que con la nueva ley activistas locales, periodistas críticos o disidentes residentes en Hong Kong también podrían ser enviados a la China continental para ser juzgados. En el último año en China continental aumentaron las detenciones contra decenas de activistas estudiantiles, obreros y militantes que apoyan las luchas de los trabajadores. Hong Kong venía actuando como un refugio donde hacen base muchas de las organizaciones de defensa de los derechos laborales y DD. HH., justamente por la posibilidad de no ser extraditados para ser juzgados por el gobierno y el poder judicial chino. |