Medio Oriente se mantiene en escena. La "guerra fría" entre Arabia Saudita e Irán aumenta la temperatura, ya que los primeros, exigen cada vez más presencia estadounidense. Desde los ataques a dos petroleros (noruego y japonés) el 13 de junio en el Estrecho de Ormuz, se desarrolla una andanada de declaraciones bélicas. Trump sostiene una retórica que puede conducir a errores de cálculo a su Estado Mayor.
Este martes Irán anunció que incumpliría algunas de las disposiciones del acuerdo internacional sobre su programa nuclear, el cuál fue firmado durante el gobierno de Barack Obama con el objetivo de frenar el enriquecimiento de uranio iraní, lo que le permitiría desarrollar bombas atómicas.
El presidente Donald Trump se retiró del acuerdo aplicando sanciones a los países que permanezcan en el mismo, lo que generó un aumento de tensiones geopolíticas. El presidente Rohani afirmó este 17 de junio, que Irán en diez días excederá los límites de 300 kilogramos de almacenamiento de uranio enriquecido, establecidos en el pacto.
Ante el anuncio persa, Estados Unidos lanzó una respuesta contundente: los norteamericanos enviarán tropas adicionales a Oriente Medio. El secretario interino de Defensa Patrick Shanahan instó al mundo a "no ceder al chantaje nuclear".
El Pentágono autorizó el envío de mil soldados para "hacer frente a las amenazas de Irán". Este despliegue se suma al envío de 1.500 soldados en respuesta al ataque de petroleros frente a Emiratos Árabes Unidos en mayo. Esto es considerado por Moscú y Teherán como una provocación en medio de las tensiones.
Para justificar estas resoluciones, el Pentágono difundió once imágenes que muestran, entre otras cosas, un objeto metálico circular de unos ocho centímetros de diámetro adherido al casco del petrolero japonés Kokuka Courageous. Para luego acusar a la Guardia Revolucionaria, diciendo que "hay un comportamiento hostil de las fuerzas iraníes".
Este martes, el presidente de Irán, Hasan Rohani, aseguraba que su país “no va a hacer la guerra a nadie”, pero dejaba claro que "saldrá victorioso de la guerra de voluntades y coacciones a la que lo están sometiendo Estados Unidos y sus aliados"
En Medio Oriente se estima que hay cerca de 20.000 militares norteamericanos, pero Pentágono aseguró que este nuevo envío tiene el objetivo de "asegurar la seguridad y bienestar de su personal militar en la región" para “proteger los intereses nacionales”, y que EE. UU. no busca “un conflicto con Irán”.
Pero Washington no afloja la presión sobre Teherán aumentando las posiblidades de confrontación entre ambos países, o con actores regionales con los que mantienen antiguas enemistades, como Israel o Arabia Saudita. Las tensiones se agudizaron desde que, a finales de abril, el presidente Donald Trump aumentó la presión contra Teherán al imponer sanciones a países que hicieran negocios con Irán. La respuesta iraní fue que cerrarían el Estrecho de Ormuz, lo que alimenta gran parte del sudeste asiático, entre paises coml China, Japón y Corea del Sur. Una medida que es bastante difícil en práctica, pero que justifica para EE. UU. su presencia militar en la zona. |