La situación nacional está marcada por profunda debilidad del gobierno de Piñera. La caída en las encuestas marca un momento de alta desaprobación y una importante caída en popularidad, sólo un 25% de aprobación y más de 50% de desaprobación en las principales encuestas.
Además de esto, la derecha pierde cohesión. El fanático bolsonarista, José Antonio Kast, acaba de lanzar su nuevo partido, mientras ladra contra el paro docente; por otro lado, se mantienen las crispaciones entre UDI y RN posteriores al cambio de gabinete.
“Es una vergüenza, que marchen los fines de semana” dijo José Antonio Kast en un conocido matinal, despertando la cólera masiva del profesorado.
A esta debilidad se suma una difícil situación económica, con un crecimiento anémico que proyecta un tope de sólo un 3% lo que limita los cambios estructurales que aspira el gobierno, junto a un desempleo que asciende a casi un 7% a nivel nacional, y que en Antofagasta ya supera el 10%, generando, de conjunto, una sensación de estancamiento y decepción ante un gobierno del que nunca llegaron los tiempos mejores.
A pesar de esto, el gobierno no renuncia a imponer sus reformas estructurales que buscan precarizar aún más las condiciones de vida del pueblo trabajador. En respuesta a estos ataques se han desarrollado diversas luchas que tienden a romper el aislamiento.
Los y las docentes acaban de votar la propuesta del gobierno con un amplio rechazo, iniciando la tercera semana de paro nacional indefinido. Están también en paro los mineros de Chuquicamata, las trabajadoras de Integra y AJUNJI, y que en Calama este pasado martes fueron fuertemente reprimidos por la policía. También los trabajadores de Conveyor en Antofagasta que están enfrentando la intransigencia patronal. Así mismo estudiantes de la Universidad de Antofagasta, como en las carreras de Pedagogía en Lenguaje y Derecho, también están desarrollando movilizaciones.
Esta disposición a luchar deja menos espacio al “diálogo social” de las burocracias sindicales las cuales buscan mantener las demandas parciales de cada sector -docentes, JUNJI, Integra, Manipuladoras de alimentos, Mineros y del movimiento estudiantil- aislado en vez de apuntar estas fuerzas hacia un enemigo común.
Podemos unir las distintas demandas en un pliego único y un plan de acción común para estas luchas y así enfrentar a este gobierno y sus reformas. Sin embargo, los burócratas del “diálogo social”, como las direcciones de la CUT y el Colegio de Profesores, pretenden mantener una tregua con el gobierno separando las diversas luchas en curso en aras de fortalecer la idea de que basta con la cocina parlamentaria.
Esta estrategia de la oposición parlamentaria desmerece la enorme fuerza que se está expresando en las calles, en las distintas movilizaciones, con una mayor disposición a la lucha de sectores que cuestionan el control burocrático de la movilización.
Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios pensamos que llegó el momento, ahora es cuando el gobierno está débil y podemos enfrentar sus reformas. Si ganan los trabajadores de la educación y los mineros, ganamos todos, pero hace falta la más amplia unidad entre los trabajadores en lucha, con la enorme fuerza de los mineros y los docentes, y las fuerzas auxiliares que entran en escena, podemos torcer la intransigencia del gobierno.
Es por esto que decimos que, si en la región de Antofagasta, entre las diversas luchas aisladas, somos cerca de 12.000 trabajadores y trabajadoras en disposición de pelear, es momento de unifiquemos en las calles nuestras movilizaciones y reclamos, con un pliego único de demandas, con asambleas y resoluciones que concluyan en una gran marcha que una en los hechos la fuerza de los docentes y los mineros tanto en Calama como en Antofagasta y que juntos doblemos la intransigencia de Codelco y del Gobierno. |