La cifra es escalofriante. Según Hugo Alconada Mon, el periodista de La Nación, una campaña presidencial, para los partidos de los poderosos, cuesta aproximadamente 100 millones de dólares.
La mayor cantidad de esa plata la invierten grandes empresarios, que esperan que después el favor vuelva en forma de políticas que los beneficien.
Hace algunas semanas, el congreso aprobó casi por unanimidad (solo los diputados del Frente de Izquierda se opusieron) la nueva ley de financiamiento de las campañas, que habilita esos aportes que, aunque eran ilegales hasta ahora, ya eran un secreto a voces. |