“Federico dialoga con sus personajes mientras escribe la que será su última historia, antes ser fusilado en 1936, la obra se llama: La Casa de Bernarda Alba.
En el fragor de su tarea, el escritor va identificándose con la apasionada Adela y a su vez va creciendo dentro de él un sentimiento de confrontación con Bernarda. Las líneas del borrador van cobrando fuerza, retornan nítidas y apremiantes a medida que avanza el relato.
Otra tragedia brota de la tragedia: La Casa de Bernarda Alba se convierte en preámbulo del final de Federico: la tragedia del propio poeta”.
¿Cómo pensás la relación entre el flamenco como lenguaje y la obra de Lorca, y cómo se expresa esto en Lucero del alba?
Una primera lectura, sencilla, puede hacerse a partir de relacionar geográficamente al personaje de Lorca que nació en Granada -y el flamenco que es justamente oriundo del sur de España, específicamente de Andalucía-.
Pero yendo más allá la unión que tiene, el puente, el nexo del flamenco con la obra de Lorca tiene mucho más que ver con la musicalidad del flamenco y la de su letra, la de su escritura. Yo ahí encuentro un lazo más profundo y más interesante sobre el que trabajar porque el flamenco tiene eso del ritmo de las palmas, ese acelere en el compás de pronto, de pronto el silencio, de pronto retoma el ritmo de nuevo. Es una danza que tiene muchísimo de musicalidad y de rítmica. Creo que la obra de Lorca también.
Él era una aficionado al flamenco, un amante de la danza, era amigo de muchos artistas, él mismo era músico, tocaba el piano y estaba muy conectado con la música del flamenco. Creo que en su escritura él tiene mucho de esa musicalidad propia del flamenco, de esa cuestión de la rítmica que también tiene la tragedia: eso del ritmo que se acelera, algo de lo ineludible del final de esas palmas, de lo inevitable, y al mismo tiempo que no pueden dejar de batirse esas palmas. Algo que siento que pasa en toda tragedia con y Lorca como escritor de ellas, más específicamente en este caso de La casa de Bernarda Alba es que todos sabemos que algo late y va a terminar absolutamente mal en la historia, y sin embargo aún así, como que hay algo de lo inexorable de la tragedia que tiene que ver también con el ritmo.
En la obra contamos La casa de Bernarda Alba casi con cuadros musicales y danzados. De hecho los grandes textos de la obra, son textos que escribí yo inspirándome en ese Federico que yo me imaginaba que podía estar dialogando con sus personajes, o cuando Federico entra y sale de Bernarda. Además de la musicalidad y la rítmica, que funcionó como nexo entre esas partes, hay algo también de lo visceral que tienen la obra de Lorca, que tiene esa profundidad, que no cualquier danza puede contar tan bien como el flamenco.
Buscamos contar gran parte de la historia de La casa de Bernarda Alba con el flamenco desde el lenguaje de la danza.Trabajamos con la idea de que la obra tenía que tener un ritmo, tenía que tener un pulso, tenía que ser todo como un gran baile que no podía caer nunca. Hay escenas que en la obra original son muy largas, o son bastante complejas, como es cuando Martirio roba el retrato que nosotros resolvimos con una coreografía, una solea por bulerías que justo representa ahí Angustias, que va desenmascarando una a una a las hermanas hasta llegar a la conclusión de que la que robó el retrato es Martirio. La danza nos permitió una síntesis muy potente. La danza tiene también muchas imágenes. Y hay algo de la imagen poética que para mi capta también la poética de Lorca.
¿Por qué -y desde donde- retomar a Lorca hoy?
Esto lo charlamos mucho con el grupo. Creemos que Lorca era un artista muy sensibilizado con su época, un intelectual muy particular, muy popular, muy sencillo, muy alejado de lo que uno imagina como el cliché de un intelectual, un hombre simple, de disfrutar de las cosas simples y fundamentalmente una persona muy sensible a las mujeres y que narra como nadie ese mundo de las mujeres.
Siempre lo conversamos con el grupo de bailarinas y de actrices con las que trabajamos que hay algo de estar hoy luchando con la sociedad para obtener determinados derechos que parece tan antiguo pero es actual: estamos hoy intentando obtener algunos derechos que nos pertenecen. Por eso sacamos todo lo que remitía a la España de 1930. Tratamos de traer el texto lo más acá, o por lo menos barrerle esa característica de época. Y traerlo para acá porque creemos que así como esas mujeres tan pulsantes y deseantes y anhelantes, creemos que claramente también hoy las mujeres estamos anhelantes y con muchas cuestiones para profundizar como algunas libertades y derechos que son un campo sobre el que todavía falta y mucho.
Por eso creemos que este texto es muy bueno para seguir hablando justamente de las mujeres. No solo de la mujer de campo, o una abuela, si no trayéndolo más acá, puede ser una joven buscando una ley que le permita potestad sobre su cuerpo y su decisión de ser o no madre. Fueron muchas las cosas que empezamos a ver que tenían una vigencia muy grande y así empezamos a pensar esta obra que se fue armando con un gran equipo artístico y humano.
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Sorteamos 2 entradas para lxs lectorxs de La Izquierda Diario
La obra se encuentra en cartel en el Teatro Pan y Arte (Boedo 876) los sábados a las 20:30 hs. hasta fines de julio.
Más información en https://www.instagram.com/lucerodelalbaflamenco
Entradas por Alternativa Teatral
Dos entradas para la función del sábado 20 de julio se sortearán entre quienes comenten esta nota con el texto “Amo a Lorca, que viva el flamenco. Quiero mis entradas”
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Ficha técnico artística
Dramaturgia: Eva Iglesias
Intérpretes: Brenda Bianchimano, Mariela Morenos Pazos, Daniela Ojeda Amezola, Carla Petrillo, Florencia Retamosa, Silvana Safenreiter
Músicos: Naty Alvarez, Pedro Caraball
Vestuario: Valeria Gonzalez
Escenografía: Leandro Frizzera
Fotografía: Lorena Pérez
Arte: Leandro Frizzera
Asistencia artística: Soledad Gaspari
Asesoramiento dramatúrgico: Eloísa Tarruella
Asistencia de dirección: Soledad Gaspari
Producción: Late Flamenco
Coreografía: Eva Iglesias
Dirección: Eva Iglesias
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