La oposición sudanesa y el Consejo Militar de Transición (CMT), que mantiene el poder desde que las manifestaciones derrocaron al presidente Omar al Bashir, firmaron este miércoles un acuerdo para los próximos tres años y tres meses para una transición política en el país. Estuvieron presentes mediadores de la Unión Africana (UA) y de Etiopía.
El único detalle que se conoce sobre el acuerdo, es que estipula la formación del Consejo Soberano que asumirá el poder durante la transición. Estará formado por cinco civiles, cinco militares y una persona consensuada por ambas partes, presidido por los militares los primeros 21 meses, mientras que los civiles lo harán el resto del período.
La masacre en la plaza de Jartum, con cerca de 200 muertos y cientos de heridos, que en un principio rompió las negociaciones, debilitó al Ejército. Pero la Alianza por la Libertad y el Cambio que se venía oponiendo a la vuelta al diálogo sosteniendo la demanda que levantaban las masas de que “caiga todo el régimen”, incluyendo a los militares que fueron cómplices del gobierno durante décadas, llamando a la “desobediencia civil”, dio tiempo para que el Ejército se recomponga, abandonando su programa político para negociar mejores acuerdos en el Consejo Soberano conteniendo la situación.
De esta manera, se sentaron a negociar con el general Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti, vicepresidente de la junta militar y líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Las FAR, milicias paramilitares que participaron en el genocidio en Darfur, están acusadas de protagonizar el desalojo violento del acampe de protesta frente la sede del Ejército en Jartum el pasado 3 de junio.
Miles se vienen movilizando exigiendo justicia por la masacre de Jartum y por la retirada de las RSF de los distintos pueblos, como en Sinnar, ya que continúan hostigando poblaciones y quienes se manifiestan contra el régimen.
Para el mediador de la UA, Mohamed Hassan Labat, en un comunicado emitido en directo por la televisión estatal de Sudán TV, dijo en referencia al pacto que es "un gran acuerdo que representa un paso determinante y abre una nueva era", al tiempo que "allana el terreno para el siguiente paso, que es estudiar una Constitución".
La intervención internacional en la crisis de Sudán muestra los esfuerzos por evitar una profundización del proceso abierto con la caída de Al Bashir, donde la oposición llegó a liderar varias huelgas generales. Arabia Saudita, Egipto y Emiratos Árabes tres países, gobernados por monarquías o militares, estaban abiertamente en contra de las protestas e intervinieron por la salida de un gobierno militar. De hecho, el Consejo Militar recibió una "ayuda" de 3000 millones de dólares de parte de las monarquías del Golfo, siendo además que las milicias sudanesas cumplen un rol activo en la guerra que Arabia Saudita libra contra Yemen.
Sin embargo, la brutalidad de la represión parece haber ido más allá de la relación de fuerzas que se estableció tras la caída del expresidente y la exigencia de los manifestantes de que "caiga todo el régimen", llevó a mediar los objetivos de construir un “hombre fuerte” al estilo egipcio. Pero optaron por desviar el proceso con una salida negociada. También la opositora ALC, que es una formación liberal, a pesar de haber liderado huelgas generales, actuó en función de disputar mayores espacios de poder dentro del “Consejo Soberano”.
La intensa actividad de los trabajadores, las mujeres y la juventud de Sudán, a pesar de la violenta represión que sufrieron, ha mostrado un camino. Los acampes, bloqueos y, sobre todo, la huelga general son una experiencia acumulada en sectores de masas que aún no han sido derrotadas. |