Hoy se cumple medio siglo del alunizaje de 3 socios del club de Avellaneda: ese 20 de julio de 1969, Armstrong, Aldrin y Collins además llevaron un banderín del Rojo. Los motivos para no dudar.
“Un pequeño paso para un hombre, un gran paso para la humanidad”, sentenciaba como un relator de fútbol uno de los encargados de transmitir para millones de televidentes la llegada de 3 astronautas norteamericanos a la luna, el sueño de incontables generaciones desde que la especie homo sapiens comenzó a animarse a salir de las cavernas. Miles de millones de personas desearon eso mirando la luna; sólo 3 socios de Independiente pudieron hacerlo.
Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins, despegaron de la base de Cabo Cañaveral ya en condición de asociados a un club acostumbrado a desafíos enormes en aquellos años. Por eso, no tenía horizontes su dirigencia: al encargado del departamento de Prensa y Relaciones Públicas (cuando no existía el “márketing”), Héctor Rodríguez, se le ocurrió la idea y la propuso a la comisión directiva: “Si ellos van a ser los héroes más grandes del siglo, tienen que ser socios de Independiente”. Convenció a todos, por unanimidad.
Todo esto está documentado: iniciaron gestiones con la embajada de Estados Unidos, que recibió a los representantes del Rojo. Les entregaron 3 banderines y 3 camisetas. Al regresar, emitieron los carnets de socios honorarios para los astronautas: 80.399 para Aldrin, 80.400 para Armstrong, 80.401 para Collins, el único de los tres que no pisó superficie lunar.
Boris Linovsky, tesorero de Independiente en 1969 y encargado de firmar los carnets, le confirmó a periodistas de La Nación que al menos un banderín fue parte de la gran travesía: dos meses después de la llegada a la luna, los astronautas llegaron a Buenos Aires (parte de una gira mundial) y Armstrong en persona le aseguró que llevó un banderín “como amuleto”. Confirmado: Independiente viajó al espacio en la nave Apolo XII. Pero ¿llegó a la luna?
La llegada a la luna ¿realidad o propaganda imperialista?
Existen centenares de teorías que descreen de la veracidad de aquel histórico alunizaje (el desembarco en la luna). No parecen muy descabelladas. Veamos.
La principal cuestión es dilucidar por qué luego de 50 años, contando con tecnología exponencialmente superior, la hazaña nunca se repitió. Michael Collins relata el periplo hoy mismo, en un video publicado por Google. Explica que la tecnología informática con la que viajaron es largamente superada por la que hoy llevamos en el bolsillo cualquiera de nosotros. Hasta un Nokia 1100 es más sofisticado que aquellas computadoras. Entonces ¿cómo no viajamos mañana mismo a la luna?
Desde el punto de vista geopolítico, hay motivos para sospechar que pudo haber algo de “tongo” como decía mi abuelo (léase trampa en el mundo de habla castellana no porteña): la Unión Soviética le había sacado una amplia ventaja a Estados Unidos en la carrera espacial. Primer ser vivo en llegar al espacio, la soviética perra Laika. Primer ser humano en pulular por el espacio y alrededor de la órbita terrestre, Yuri Gagarin, un héroe monumental nacido en un remoto pueblito llamado Klúshino (en la provincia de Smolensk). Rusia, claro. ¿Y EEUU? Nada. El apuro por alguna proeza espacial en 1969 era frenético.
La transmisión vía satélite a todo el mundo, el relato futbolero de cada momento del viaje, todo cierra para un mismo lado: parece un montaje, una puesta en escena, para hacer creer que los norteamericanos fueron los que lograron la mayor hazaña. El viento que hacía flamear la bandera yanqui, las luces y sombras. “Todo trucho”, opinan muchos.
Independiente, la prueba irrefutable
Pero vayamos al mayor indicio de veracidad: eran socios de Independiente. Conclusión, la hazaña existió. No es demasiado grato que hayan sido protagonistas justo los yanquis, pero alegra y alivia que ahí estaba el Rojo.
¿Por qué es irrefutable la prueba? Porque Independiente es el rey de las hazañas: formó a los goleadores que le dieron dos mundiales a la Selección Argentina (Bertoni en el ´78, Burruchaga en el ´86, ambos marcaron el gol del triunfo en la final); aportó la delantera del primer seleccionado argentino en ganarle a los maestros e inventores del fútbol, los ingleses (aquel triunfo con gol de Grillo en 1953, por el que se celebra el “Día del futbolista”); ganó un campeonato (Nacional 1977) jugando con 8 jugadores (por expulsiones injustas y arbitraje desastroso) contra 11 de un Talleres de Córdoba que en esa ocasión era favorito del poder de turno, el genocida Menéndez; se consagró campeón en 1983 del Metropolitano ante su eterno rival –Racing- que bajaba ese mismo día al Nacional B, caso único en el mundo; ganó 7 Copas Libertadores, máximo torneo continental y otras competencias internacionales importantes, 3 de las cuales incluyeron sendos “Maracanazos” (triunfos en finales ante equipos brasileros en ese templo del fútbol, incluyendo al Santos de Pelé); cuenta con el máximo goleador de todos los tiempos en campeonatos argentinos, Arsenio Erico; derrotó a un equipo inglés (el Liverpool) en final de la Intercontinental a sólo dos años de la Guerra de Malvinas, pequeña vindicación simbólica de ese robo imperialista (del que Liverpool no tiene ninguna culpa, por supuesto).
Después de esta compilación de hazañas ¿queda margen para el asombro? Si hay un club que podía llegar a la luna, ese es Independiente. Y estuvo ahí. Fue el único. Prueba irrefutable de que el sueño se transformó en realidad. Justo hoy hace 50 años.