El juicio se celebró el pasado mes de mayo después de que, a principios de 2018, Inspección de Trabajo obligara a Deliveroo a contratar a más de 500 repartidores que habían trabajado para la plataforma entre 2015 y 2017.
Los trabajadores organizados, vienen reclamando hace tiempo que se "regule y persiga la figura de los falsos autónomos", una figura lamentablemente extendida en empresas como Uber, Glovo o Just Eat.
En la sentencia, el juez aprecia que no existe autonomía del trabajador puesto que la empresa organiza sus actividades a través de una compleja organización que incluso llegaba a gestionar las propinas indicando como se debían cobrar e incluyéndolas en las facturas. Otro argumento de la sentencia expone que Deliveroo debía explicar las tareas a realizar, proporcionar el acceso a los medios de trabajo e incluso formarlos mediante guías informativas de las tareas a realizar.
En junio de este mismo año, el Juzgado de lo Social nº 31 de Barcelona, condenaba a Deliveroo a la indemnización de 6.500 a cada uno de los 9 trabajadores despedidos, su readmisión, el cobro de las cantidades que deberían haber recibido como retribuciones en activo y el disfrute de vacaciones no consumidas.
La sentencia reconocía la vulneración de derechos fundamentales por la extinción de contrato a trabajadores que habían hecho públicas sus condiciones de trabajo a los medios de comunicación e intentaban organizarse sindicalmente, hasta el momento estaban siendo asesorados por el Col-lectiu Ronda.
La lucha sindical y obrera no puede pasar por el acomodo de circunstancias sociales entre los trabajadores y la patronal, se ha de pelear y luchar por conseguir mejoras en las condiciones laborales y revertir la enorme precariedad laboral, así como oponerse duramente a las maniobras patronales que solo buscan amortizaciones inmediatas a sus inversiones.
Este modelo de organización del trabajo solo trae precarización en todas sus facetas: jornadas interminables, salarios mínimos, contratos basura, discriminación por cuestión de género o la privatización constante de servicios públicos, que son el cebo de las multinacionales explotadoras.
Aunque quede pendiente el recurso que probablemente Deliveroo hará ante el TSJ, los raiders han demostrado que con organización, si se puede, como ya ocurriera a finales de los 80 en Panrico, donde la presión de los mal llamados autónomos lograra su integración en plantilla, la lucha más reciente de las subcontratas de los técnicos de Movistar o la primera huelga de trabajadores de Telepizza de Zaragoza y la posterior en Barcelona por la aplicación del SMI y que llegó a mantener cerradas más de la mitad de las tiendas en Barcelona.
La organización de los trabajadores y trabajadoras más allá de las siglas sindicales en las que se encuadre, e incluso contra la dirección de las mayoritarias si estas optan por la política de pactismo, es la única forma de pelear por nuestros derechos. Ante cada agresión, solidaridad y respuesta inmediata y contundente. |