Hace más de una semana Felipe Alessandri, alcalde de Santiago y Presidente del Directorio del Teatro Municipal de Santiago, junto Chambert Frédéric quien está a cargo de la administración del teatro desde el año 2016, anunciaron la desvinculación de 59 artistas y trabajadores del recinto y otros 19 trabajadores que se acogen a retiro voluntario; las razones que dan, una crisis financiera que arrastra una deuda de más de seis mil millones de pesos.
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La administración anterior estuvo liderada por Andrés Rodríguez, pinochetista, quien estuvo al mando del recinto por un poco más de 33 años, siempre relacionado al mundo empresarial de derecha de nuestro país.
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Sus contactos internacionales dieron un gran renombre al teatro, pero con altísimos costos, en las producciones y el precio de las entradas, de este modo el teatro municipal se consolidó como un espacio de la elite cultural.
En las contrataciones de los cantantes y bailarines se han priorizado a artistas internacionales por sobre nacionales, y que traen un alto costo asociado; alojamiento, transporte, gastos de ensayos y funciones. Así mismo, los sueldos de los directores son altísimos, el director general recibe un sueldo de más de 10 millones de pesos, el director de administración de finanzas, más de 7 millones, la directora de coordinación artística y producción, y el director de producción técnica más de 4 millones mensuales. Por otra parte, la indemnización de Andrés Rodríguez por su salida del directorio fue de más de 400 millones de pesos. Con todo esto, definitivamente hay algo que realmente no está cuadrando.
El Teatro Municipal de Santiago es uno de los pocos centro culturales que tienen un elenco estable, antes de 500 artistas, hoy de 400 aproximadamente, quienes están contratados por la instituciones, con talleres y creaciones conjuntas. Con artistas que se pueden desarrollar y lograr una propuesta capaz de mantenerse en el tiempo. Convirtiéndose en patrimonio de todos y todas.
La discusión central aquí evidentemente no pasa por las deudas económicas, pues aún con un presupuesto de salvataje; si la administración no cambia, la gestión y funcionamiento del teatro Municipal de Santiago se mantendría arrastrando una nueva crisis.
En este sentido, la propuesta debiera apuntar a una re estructuración completa, con miras a convertirse en un espacio de uso público, abierta a todas y todas, con acceso a espacios culturales. Como han declarado sus artistas “el arte es parte esencial de las personas, es necesidad del estado velar por estos derechos”. Para ello, el teatro municipal y los centros culturales debieran ser gestionados por sus trabajadores y abiertos a la comunidad, donde jefes y directivos ganen lo mismo que artistas y técnicos.
Hoy Alessandri busca privatizar aún más la cultura y la educación. Sus herramientas son la represión y el amedrentamiento; como ha sido la actuación en el Instituto Nacional, haciendo entrar a las FFAA; y como fue ahora con los despidos en el teatro municipal a sus elencos estables.
Es necesario rodear de solidaridad a las y los trabajadores despedidos, exigir su reincorporación inmediata y la apertura de todos los libros de contabilidad, pues sus trabajadores, artistas y comunidades son quienes pueden y deben discutir la mejor vía para salir de la crisis. |