En entrevista para el medio La tercera, Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores, realizó un balance del paro docente, en la cual responsabiliza al bloque de Jaime Gajardo (PC, ex NM) de colaborar con la estrategia del gobierno para que fracasara el paro: “se le dio espacio en la prensa para mostrar una división que no existía. Fue una estrategia del gobierno y ellos colaboraron a que se viera una división.”

Los docentes chilenos dimos una pelea de 7 semanas, mostrando un ejemplo de lucha por nuestras condiciones laborales y en defensa de la educación. El gobierno débil e intransigente de Sebastian Piñera cerró las puertas en las caras de los profesores del país; durante cuatro semanas la ministra Cubillos se negó a escuchar sus demandas, y luego sólo concedió respuestas sumamente insuficientes a las necesidades de la educación pública.

Cuando los profesores contaban con más apoyo a nivel nacional (así lo señalaban las encuestas, y el pronunciamiento público de otros sectores a favor del paro docente, como por ejemplo el sector de trabajadores portuarios), Mario Aguilar señala que debemos bajarnos “dignamente”, con el movimiento en alza, ya que según él, “no podía crecer más”. Tras estos dichos, Aguilar implementa dos nuevas consultas nacionales -sin haber una nueva propuesta del gobierno de por medio-, con el objetivo que se depusiera el paro, con lo cual se empieza a dividir la marcada votación de rechazo al gobierno y la movilización nacional de los profesores empieza a decaer.

Más allá de los constantes dichos de uno y otro sector, lo acontecido con el paro docente nos muestra que los dos bloques políticos que componen la directiva nacional del Colegio de Profesores (Frente Amplio, Partido Comunista) actuaron de forma “coherente” a su estrategia de desmovilización del paro docente, ya que dirigiendo la CONFECH o la propia CUT, no fueron capaces de dar una respuesta en la realidad a la enorme movilización por la educación pública, limitándose a dar un apoyo testimonial. Sin ir más allá, la CUT está dirigida por una profesora, y que encima es también dirigente nacional del CdP, como es Bárbara Figueroa, militante del Partido Comunista. Ni ella ni Gajardo hicieron nada por fortalecer el paro docente buscando la unidad de los trabajadores y trabajadoras que estamos cada vez más precarizados con este gobierno. Los profesores fueron la oposición que se levantó en la calles al gobierno empresarial de Piñera, tras soportar un año de “tiempos mejores”, con miles de despidos, cierres de industria, represión y asesinato policial y el aumento de la cesantía durante todo el 2018. A futuro, sólo se traen entre manos más ataques a la clase trabajadora: la reforma laboral o de pensiones son parte de ello.

Mientras se mantienen estas discusiones, y ambos bloques realizan balances engañosos con supuestos “triunfos intangibles”, ni Aguilar ni Gajardo se la jugaron por poner al centro el debate de cómo conquistar nuestras demandas, y cómo fortalecer la movilización, estrategia que debía ser una reflexión del profesorado movilizado en su conjunto.

Los profesores, y todos los trabajadores tenemos el desafío de sortear estos bloqueos que nos quieren imponer la diferentes burocracias sindicales (como por ejemplo, la huelga de Walmart, bajada sin consulta a las bases por Juan Moreno del Partido Socialista, de forma bastante similar al “telefonazo” de Gajardo el 2014 en el CdP), ya que lo único que hacen finalmente es limitar las respuestas que podamos dar frente a la realidad que nos quiere imponer este gobierno y sus reformas.

De ahí la importancia de seguir organizándonos en cada lugar de trabajo contra las reformas de Piñera y los limites de la burocracia sindical, levantando agrupaciones clasistas y antiburocraticas en todos los lugares de trabajo como lo es Nuestra Clase, agrupación de trabajadores de la educación que intervino en el paro docente y en demás huelgas como la de Walmart y Chiquicamata.