Boris Johnson recibió el nombramiento como primer ministro del Reino Unido apenas la semana pasada y ya se enfrenta a una ola de problemáticas tanto domésticas como internacionales. Se reunió con su homóloga escosesa el pasado 29 de julio en la Bute House (residencia oficial escocesa) en Edimburgo, y fue ahí donde el mandatario británico fue abucheado y sentenciado por la primer ministro escocesa, quién volvió a hablar sobre realizar la independencia del país de la Gran Bretaña.
Esta parada es parte de la gira de Johnson por los diferentes países que forman el Reino Unido en búsqueda de aceptación para impulsar un Brexit sin acuerdo el próximo octubre, emulando los discursos proteccionistas de Trump en los EE UU o de Marie Le Pen en Francia.
Johnson se ha encontrado con una Escocia que intenta jugar una carta doble al plantear por un lado su conveniencia de mantenerse en la Unión Europea y por otro su interés de buscar la independencia de Inglaterra, nacionalidad dominante del resto del Reino Unido (complementado por Escocia, Irlanda del Norte y Gales).
Escocia tiene una extensa historia en la que han pasado por dos grandes guerras de independencia en los siglos XIII y XIV, mantuvo su independencia hasta 1707 cuando formó parte de la unificación del reino de la Gran Bretaña en 1707, y es hasta nuestros días, con el primer intento para restablecer, vía referéndum, el parlamento escocés en 1979, que se intenta lograr un poco más de independencia.
Luego del fracaso de dicho referéndum, en 1997 se lleva acabo un nuevo referéndum que logra que Inglaterra concede mayor nivel de soberanía restableciendo el parlamento escocés, aunque esto es meramente un adorno político puesto que los engranes de la economía escocesa están atados al imperio de la Reina y las decisiones importantes son tomadas por el primer ministro del Reino Unido.
Es por esto que en medio de la crisis que ha generado el Brexit se ha comenzado a hablar y a poner en la mesa de discusión la idea de desarticular al Reino Unido a través de la salida de Escocia de este Estado Unitario.
Nicola Sturgeon es la primer ministro desde 2014, pertenece al Partido Nacional Escocés de corte nacionalista y socialdemócrata impulsor de iniciativas independentistas del Reino Unido. Hoy el escenario está cargado a su favor debido a que el Brexit pone en riesgo un sin número de empleos y empresas que subsisten a través del libre mercado de la Unión Europea; esto le permite ganar la simpatía del pueblo escocés que mayoritariamente no ve con buenos ojos salir sin acuerdo del bloque europeo.
Es también parte de una estrategia de intereses de los políticos y la burguesía nacional escocesa, el plantear permanecer en la Unión Europea como una nación independiente. Postura que ha sido apoyada por algunos países de dicha Unión. Como es de esperarse, sin menor interés en mejorar las condiciones de los trabajos locales, como es el caso de los controladores aéreos.
La crisis económica mundial junto a la crisis política y económica del Reino Unido, han golpeado de conjunto a los trabajadores escoceses quienes incluso en sectores como el aeronáutico han parado operaciones en los últimos meses.
En el sitio web de la encuestadora Quora, se demuestra que gran número de escoceses se sienten distantes y desconocidos del Reino Unido. Escriben que en una reciente encuesta el 58% de los escoceses consideran que el gobierno escocés debe ser el encargado de llamar a un segundo referéndum de independencia
La primer ministro escocesa anunció en abril del año en curso la intención de hacer un segundo referéndum (el primero fue en 2014 ganando el No) sin el permiso de Londres para votar su independencia del Reino Unido en 2021.
Con esto el partido de Nicola y sus intereses se mantienen intocables durante un periodo mientras en palabras de John Curtice, profesor de política en la Universidad de Strathclyde y experto en encuestas de Gran Bretaña, “Sturgeon mantenía felices a sus propias tropas mientras dejaba abiertas sus opciones”
La carrera por el Brexit y los lugares para salir victorioso de dicha empresa por parte de los partidos del poder aún están por verse y tienen tiempo por delante para seguir generando estrategias. Es deber de los trabajadores escoceses y principalmente de los controladores aéreos marcar un camino que figure como una opción real para generar fuentes de empleo con salarios dignos confrontando los intereses de la corona británica y de los políticos nacionalistas escoceses, para forjar una alianza con los trabajadores en la Unión Europea que ponga en jaque a los conservadores y la creciente marea de ultra derechistas en el viejo continente, para lo cual la recuperación por la base trabajadora de los partidos laboristas británicos en clave socialista revolucionaria, está al orden del día.
El Reino Unido votó por salir de la UE con una votación de 52 a 48 en 2016 siendo Inglaterra y Gales, quienes a su vez votaron la salida, mientras que Escocia e Irlanda del Norte votaron para quedarse. La crisis orgánica en el Estado Unitario genera múltiples contradicciones entre las burguesías nacionalistas, las cuales discuten entre sí el futuro de la Gran Bretaña, aprovechando el descontento popular por la crítica situación económica para culpar a la UE y negociar una salida definitiva o una salida un poco más autonómica, es decir negociada.
La unidad de los trabajadores de estos países, vale decir la federación de estados obreros, en los que la propiedad capitalista ha sido abolida, puede ser el punto de partida para una solución duradera y definitiva a la anarquía capitalista. Hay que retomar el camino en esta estrategia histórica e internacionalista de la clase obrera. |