Después de que los periodistas en la Casa Blanca le preguntaran sobre si contemplaba esa posibilidad para Venezuela Trump contestó afirmativamente. “¿Considera un bloqueo o cuarentena en Venezuela?”, le inquirieron, a lo que respondió: “Sí, lo considero”. Aunque Trump no entregó detalles sobre cómo o cuándo podría imponerse el bloqueo, que hasta el momento las medidas se han concentrado en sanciones económicas, incluyendo la confiscación de activos y bienes como CITGO, además de las medidas diplomáticas contra Venezuela, evitando cualquier opción militar.
Ya el pasado 23 de julio, el encargado de Latinoamérica en la Casa Blanca, Mauricio Claver-Carone, lanzó una amenaza directa a Maduro: tiene un "corto plazo" para dejar el poder. Las sanciones (...) seguirán incrementándose y serán mucho más duras de lo que son”. Y con un tono aún más prepotente insistió que lo que ofrece Estados Unidos "no es una negociación" sobre el futuro de Maduro. El Gobierno de EE. UU. ha endurecido sus medidas punitivas unilaterales contra Venezuela como una manera de ejercer presión para deponer a Maduro y ubicar a títere, Juan Guaidó.
El mismo día de las declaraciones de Trump, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, sostenía que su país estaba listo para apoyar reformas que favorezcan al mercado y privatizaciones en Venezuela con créditos e inversiones durante un encuentro para hablar de la “la reconstrucción de Venezuela”. Ross convocaba a numerosas empresas y organismos del mundo.
El secretario de Comercio presidió en Brasilia una mesa redonda sobre Venezuela en una conferencia organizada por CG/LA, una corporación con sede en Washington dedicada a “construir mercados de infraestructuras mundiales”, a la que asistieron firmas como Oracle y Hill International.
Pero no hay que olvidarse que al mismo tiempo que se hacen todas estas declaraciones, transcurren en Barbados reuniones entre el gobierno de Maduro y representantes de la oposición, en un total hermetismo y con el apoyo de Washington. Elliot Abrams, el enviado especial de Trump para Venezuela, advirtió en su momento y casi con tono de orden “que nadie sepa lo que está sucediendo”, declarando que: “Con respecto a las negociaciones, solo quisiera decir que espero que nadie sepa lo que verdaderamente pasó porque la única manera que las negociaciones den fruto, es si están cubiertas por la confidencialidad”.
Mientras en Venezuela se continúa viviendo una dramática catástrofe que solo tiende a empeorar, desde Estados Unidos y con todo el apoyo del derechismo continental, continúan anunciando nuevas amenazas, aumento de las sanciones económicas, sanciones que en realidad no hacen más que incrementar las calamidades del pueblo. Y ahora amenaza con un bloqueo completo o colocar al país en “cuarentena”. La hipocresía y el cinismo están a la orden día: mientras hablan de “crisis humanitaria” solo piensan en establecer medidas para que las penurias sigan creciendo.
Maduro, más allá de altisonantes declaraciones, no toma siquiera la más elemental medida antiimperialista ante estas constantes agresiones y amenazas, Sólo afirmaciones de “protesta” mientras Estados Unidos confisca empresas como Citgo, y autoriza que empresas multinacionales como Crystallex se apodere de acciones de esta importante compañía venezolana en territorio estadounidense. Un “antiimperialismo” de la boca para afuera.
Pero en lo que sí es duro, Maduro, es en descargar la catastrófica situación económica sobre el pueblo trabajador y los sectores populares. Hemos visto que producto de constantes megadevaluaciones oficiales que acompañan el ritmo del dólar paralelo en sus disparadas, se colocado el salario mínimo en 4,33 dólares al mes, haciendo estragos en las familias obreras y populares en una situación ya caótica en medio de la catástrofe económica y social, además de facilitarle los altos niveles de explotación a los empresarios como hace con el infame Memorando 2792 que anula conquistas históricas de la clase trabajadora.
Por su parte la oposición de derecha encabezada por Juan Guaidó y su “gobierno interino” no es más que un fiel servidor y lacayo del imperialismo, apoyando cada medida de confiscación de bienes venezolanos en el exterior, defendiendo multinacionales como Chevron, clamando para que Venezuela vuelva al redil del TIAR (un tratado diseñado a imagen y semejanza de Estados Unidos) y más recientemente hemos visto cómo sus personeros están facilitando que empresas transnacionales de hagan de importantes activos como es el caso de Citgo.
Hay que oponerse firmemente a este intervencionismo imperialista y a estas nuevas amenazas del gobierno de Estados Unidos, que sólo buscan agravar la situación del pueblo venezolano. Ese rechazo al intervencionismo en modo alguno significa algún tipo de apoyo a Maduro, quien buscando una sobrevida para toda su casta burocrática y que aliado de sectores económicos participa activamente en las negociaciones de Barbados, iniciadas en Oslo. La única salida progresiva en toda esta situación sólo puede venir de la mano de los trabajadores y el conjunto de los explotados y oprimidos del país, sobre quienes caen con fuerzas las calamidades de la catástrofe. |