Hace un año nos enterábamos que una maestra y un auxiliar, que luego supimos que se llamaban Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, habían muerto en una explosión. El dolor y la bronca empezaba a circular en las salas de maestros, en las escuelas, por los grupos de whatsapp, con las familias. Y enseguida, con un nudo en la garganta, salimos a movilizarnos. Hoy, como hace un año, nos volvimos a movilizar.
No fue un accidente, fue un crimen social
La denuncia por la existencia de una fuga de gas había sido realizada por lo menos 8 veces al Consejo Escolar, cómo habituamos a hacer en todas las escuelas hace años. Con cinismo desde el gobierno intentaban hablar de un accidente. Pero no, se trató de un crimen social que podría haberse evitado si la prioridad hubiese estado en la educación pública, en la vida de los docentes y estudiantes, y no en ajustar para cumplir con una deuda externa ilegal e ilegítima.
La explosión podría haber sido evitada si Vidal en la provincia y Festa, intendente kirchnerista del municipio de Moreno hubieran actuado. Hay claramente responsabilidades de los funcionarios políticos, en estas dos muertes.
La bronca inundó las calles de Moreno y otras ciudades. Miles de docentes, estudiantes y vecinos se movilizaron reclamando justicia. Una justicia que aún no llega, sino que peor aún, el estado de las escuelas indica que puede llegar a ocurrir un nuevo crimen social.
Una escuela a medida del FMI
Este invierno encontró con frazadas en nuestras escuelas a miles de alumnos para poder estudiar frente al frío. Pero esto no cambia la política de los gobiernos provincial y nacional, que gastan mucho dinero en balas, cámaras y patrullas pero recorta todo lo que puede en salud y educación. Así lo demuestran con el presupuesto nacional que elaboró Finocchiaro y votaron junto al massismo y los gobernadores que, pacto fiscal mediante, recortó 2,1% la partida para Ciencia y Técnica y y en lo que va del 2019 el gasto para infraestructura escolar tuvo una brutal caída de 56,6%. Todo esto con el objetivo de cumplir con el “déficit cero” que demanda el FMI.
En lo que respecta a la provincia de Buenos Aires, en los últimos tres años el presupuesto se redujo en un 27,1%. La participación de la inversión educativa en el Producto Bruto se redujo del 4,5 al 3% en eso mismo años. Y la principal variable de ajuste fueron los salarios docentes. Pero la infraestructura continuó su deterioro.
Es evidente que la crisis social golpea sobre todo a la juventud pobre que deja sus estudios porque no tiene ni para zapatillas o porque tiene que trabajar y ayudar a su familia. El gobierno ante más de un millón de jóvenes que no estudian ni trabajan promueve que los “eduque” la Gendarmería. Alberto Fernández responde que eso es mejor que nada. Y Fernando Espinoza en La Matanza pide más y más gendarmes. Mientras nosotros desde la izquierda, marchábamos para exigir justicia por Santiago Maldonado desaparecido y muerto por la Gendarmería. La misma que hostiga y persigue a los pibes en los barrios.
Gobierno tras gobierno, desfinanciaron la educación, y se plantean distintos discursos y políticas de estigmatización de los jóvenes en lugar de garantizar educación pública de calidad y becas. Quienes sostenemos y defendemos la educación pública somos los docentes, auxiliares, los estudiantes y sus familias por eso exigimos reparación y construcción de las escuelas que faltan para que no haya ni una más Sandra ni Rubén, que todos los pibes puedan formarse en la educación pública.
No podemos esperar soluciones mágicas en Octubre
Pero todos estos ataques por parte de los gobiernos a la educación pública y a los docentes tienen su aliado. Las conducciones sindicales docentes que se han negado sistemáticamente a derrotar las políticas de ajuste peleando en las calles, con medidas de lucha unificadas y contundentes.
A lo sumo se han limitado a medidas aisladas y discontinuas, muchas veces levantadas por televisión. Así lo denunciamos ante la muerte de Sandra y Rubén, cuando nos movilizamos un mes después.
Baradel hizo campaña por Scioli en 2015 cuando fue candidato del kirchnerismo. Durante la gobernación de Vidal, si bien tuvo un fuerte enfrentamiento discursivo, en los hechos le dejó pasar todos los ataques. Y ahora nos vuelve a decir que la salida para los docentes es votar al Frente de Todos, al kirchnerismo nuevamente. Los planes de lucha, la coordinación con las familias de nuestros alumnos que sufren los despidos y el ajuste, ni por asomo. No pone el sindicato a la cabeza para pelear contra el macrismo, y luego nos dice a quien votar, militando la resignación al mal menor. Nosotros participamos de las elecciones para fortalecer a la izquierda, la fuerza que vos sabés que va a enfrentar los planes de ajuste, porque lo viene haciendo. De hecho yo fui diputada nacional y, a diferencia de quienes se meten en la política para hacer carrera defendiendo los intereses de los poderosos, cuando dejé la banca volví a mis escuelas de La Matanza. Hoy soy candidata a intendenta. Por eso denunciamos estos escenarios de falsas polarizaciones: queremos utilizar estas elecciones para fortalecer una alternativa de los trabajadores, las mujeres y la juventud que se plante ante el ajuste del FMI que no va a hacer más que profundizarse. Siempre nos vas a encontrar del mismo lado. Nunca del de los que atacan a los docentes y la escuela pública, sean mal mayor o mal menor.
Reivindicar la memoria de Sandra y Rubén pelando por la educación
Hay un puente que Sandra y Rubén supieron construir muy bien. El de la comunidad y el de la escuela. Muy a pesar del machaque continuo de los medios de comunicación que buscan dividirlos, haciéndolos sentir enemigos. Muy a pesar de los ataques constantes de los sucesivos gobiernos. Como Vidal cada año que nos acusa de tener de rehenes a los niños (aunque ahora para las elecciones finja estar arrepentida) por reclamar un salario que nos alcance y condiciones dignas en las que podamos trabajar y los chicos estudiar. O como nos supo decir Cristina Kirchner por cadena nacional cuando dijo que trabajábamos sólo cuatro horas, teníamos tres meses de vacaciones y encima nos quejábamos.
Sandra y Rubén no se resignaron. Y murieron intentando poner algo calentito en el estómago de sus alumnos. Hoy queremos recobrar su memoria, para pelear porque nunca más vuelva ocurrir lo que les ocurrió a ellos. Pero para que esto pase es necesario invertir las prioridades: que el presupuesto vaya para educación, para salud, para vivienda. No para cumplir con el FMI que exige más ajuste aún. |
