Plataformas, una serie documental de Revista Anfibia, pone en el tapete la precarización que sufren quienes trabajan en Rappi, Glovo y Pedidos Ya y relata la posterior conformación de un primer sindicato en lucha por sus reivindicaciones. Un fallo judicial suspendió su funcionamiento.
“Ellos dicen que somos independientes y ahora nos llaman para pedir que llevemos pedidos que tienen atrasados porque ellos ganan de ahí un porcentaje. Estamos trabajando bajo coacción”, afirma un trabajador de Rappi.
Es que no hay un ente que regule ese tipo de trabajo. Por eso nació la Asociación de Personal de Plataformas, un sindicato que organizaron los propios trabajadores para empezar a defenderse de los ataques que impone la empresa.
No sólo de malas condiciones laborales se trata, el viernes 12 de abril Ramiro Cayola, un trabajador de Rappi, falleció víctima de un accidente de tránsito mientras trabajaba en Av. Madero.
La indignación ante este hecho y los sucesivos maltratos de la empresa provocaron que el sábado 25 de mayo se desarrollara un paro de Glovers en Córdoba. Lxs trabajadorxs organizaron una “desactivación” masiva donde plantearon desde reivindicaciones salariales hasta pedidos por mejores condiciones de trabajo.
Es que a la precarización se le suma más precarización, ya que al principio lxs trabajadorxs contaban con un número de bonificaciones que después le fueron quitadas, “y si encima reclamás - explica un trabajador -, te bloquean impidiéndote seguir tomando pedidos, o sea laburar. Somos un número para ellos y no puede ser así”, concluye.
El documental precisa que más de 20000 personas ingresaron a trabajar a Rappi de febrero a diciembre de 2018, 3000 quedaron de manera permanente y 17000 abandonaron. Muchas veces las malas condiciones laborales son soportadas por aquellos jóvenes y no tan jóvenes que luchan por intentar sostener sus condiciones de vida como sea, aún a costa de poder perder la propia.
Es que ellos se ocupan de poner todo el material necesario para hacer su labor, desde la bicicleta (que muchas veces se las roban), el teléfono, y sobre todo su fuerza física; la necesidad de poner el cuerpo a cualquier precio.
El viernes 2 de agosto, un fallo judicial suspendió el funcionamiento de Rappi, Glovo y Pedidos Ya en CABA. La decisión corrió a cargo del juez Roberto Gallardo que ya había dado a conocer el fallo días antes de la muerte del trabajador Cayola.
A partir de este momento las empresas no podrán llevar pedidos hasta que no regularicen y equipen a sus empleados. Pero lo que el fallo no garantiza es que lxs trabajadorxs cobren su salario.
La situación de precariedad de lxs que trabajan quedó otra vez expuesta cuando hace una semana un trabajador sufrió un accidente y la empresa sólo le preguntó por el estado del pedido que llevaba.
Paradojas de este cruel sistema que fagocita, que invisibiliza; donde la mercancía es la protagonista de esta historia trágica mientras las vidas de lxs que hacen su labor diaria valen poco y nada.