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La Izquierda Diario
10 de agosto de 2019 Twitter Faceboock

Tribuna Abierta
La “otra” carta de despedida del Che Guevara
Ariel Olivero

Se conoció una carta inédita del médico rosarino que le dejó a Fidel Castro donde hacía una profunda crítica a la construcción del socialismo en la isla. La reproducimos a continuación*.

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En marzo de 1965 Ernesto Guevara renunciaba a todos sus cargos en la función pública cubana luego de ser derrotado políticamente por la burocracia del régimen. El “condotieri” se embarcaba en una nueva aventura en el África y Castro leía la famosa carta de despedida donde anunciaba la ausencia del número dos y cerebro de la revolución cubana.

El 3 octubre de 1965 comenzó el proceso de institucionalización de la revolución cubana con la formación del PCC (partido Comunista Cubano) sistema de partido único. Atrás quedaban las ORI (Organizaciones revolucionarias Integradas) y las PURSC (Partido Unido de la Revolución Socialista Cubana). Fidel en el Teatro Chaplin, les hablaba a los cientos de delegados provinciales, regionales y seccionales como figura paterna de caudillo que había construido en pocos años. No sin antes contradecirse diciendo; “los revolucionarios sabemos esperar, sabemos tener paciencia, no nos desesperamos nunca, y los reaccionarios, los contrarrevolucionarios, los imperialistas, viven en perenne desesperación, viven en perenne angustia, en un perenne mentir, de la manera más ridícula, de la manera más infantil.” Si algo no caracterizaba a Guevara era la paciencia. El esperar no estaba en sus genes, por eso sin una logística adecuada, primero marcharía hacia el Congo y luego a Bolivia.

La famosa carta de despedida del Che. Guevara escribió a lo largo de su vida muchísimas cartas de despedida, debido al peligro constante al que solía exponerse. Acá va la última hacia Fidel Castro.

La otra carta

La otra carta que dejó Guevara a Castro al despedirse, no está escrita a mano como la primera, sino a máquina y es de varias carillas. Fechada el 26 de marzo, allí comienza haciendo una crítica constructiva para luego analizar errores graves dividida en varios puntos.

Facsímil de la primera página de la carta inédita escrita por el argentino a Fidel Castro

1. Errores en la Política Económica.

Creo que hemos cometido muchos errores de tipo económico. El primero de ellos, el más importante, es la improvisación con que hemos llevado a cabo nuestras ideas que ha dado por resultado una política de bandazos. Improvisación y subjetivismo, diría yo. De tal manera que se daban metas que conllevaban crecimientos imposibles”.

Guevara reflexiona sobre una política de bandazos y crecimientos imposibles, casi profetizando lo que luego sería la famosa campaña por la zafra de los 10 millones de toneladas de azúcar en 1970, que provocaría un desastre en la economía cubana.

En el segundo punto rápidamente el Che mete sus narices en la Industria, la cartera ministerial que tenía a su cargo. Guevara enfatiza sobre el rol del monocultivo de azúcar y es tajante al respecto.

Nosotros hemos entendido el Comercio Exterior como un organismo encargado de entregar azúcar por donde quiera, y de comprar cosas. Y es verdad que el azúcar es nuestro producto fundamental, pero precisamente esa política ha sido ciega a las necesidades más elementales de nuestra economía.

Nuestra débil y, además, deformada base industrial no permite suministrar a la agricultura ni al pueblo en general y hay que comprar productos en el exterior”.

Uno de los grandes problemas en el socialismo real fue la nula participación de los trabajadores en la economía donde la clase dirigente, de forma vertical, dirigía la misma. Cuántas veces hemos leído o escuchado decir “por un gobierno obrero”, o sea darle el poder a la clase productora de la sociedad. Aquí Guevara reflexiona al respecto y realiza una reflexión necesaria sin llegar a una solución al respecto con una honestidad extraordinaria.

Lo cierto es que hoy no existe una plena identificación al trabajo y creo que parte de las críticas que se nos hacen son razonables, aunque el contenido ideológico de esa crítica no lo es. Es decir, se nos critica el que los trabajadores no participan en la confección de los planes, en la administración de las unidades estatales, etc., lo que es cierto, pero de allí concluyen que esto se debe a que no están interesados materialmente en ellas, están al margen de la producción.

¿Cómo hacer participar a los obreros? es una interrogante que no he podido responder. Considero esto como mi obstáculo más grande o mi fracaso más grande y es una de las cosas para pensar porque en ello también está implicado el problema del Partido y del Estado, de las relaciones entre el Partido y el Estado”.

El Che vestía traje de campaña. Parecía muy agitado. Las persianas del despacho estaban cerradas. Estaba como un león en la jaula. Pensé que el revolucionario, que había recorrido toda América Latina en moto, se sentía impaciente en su oficina que dominaba la Plaza de la Revolución en La Habana”. Así definió el fotógrafo suizo René Burri al rosarino cuando lo retrato en el MININD.

En el tercer punto, el Che analiza justamente la función del partido y del Estado. Una vez más hace hincapié en una democracia participativa que nunca fue tal.

Debe procederse a la continua revisión de los miembros del Partido en asambleas periódicas para incluir candidatos nuevos y desechar los viejos, los que han demostrado debilidades grandes, estableciendo en todos aquellos casos en que las faltas no sean graves el status de candidato a miembro”.

Para luego enumerar las líneas fundamentales del partido.

Aprobar el concepto de lo que debe ser un comunista, cual-quiera que este sea o dentro de los límites que se precise.

• Iniciar las tareas de discusión de las relaciones Partido-Administración.

• Decidir sobre las funciones del Partido, ya sean estas que planteo de motor ideológico y control, o las que se establezcan y establecer un método de trabajo que permita dividir la tarea en dos partes.

Sobre el Estado dirá poco y nada sin dar demasiadas salidas al respecto. Guevara en muchos aspectos tendrá voluntad pero no herramientas para los cambios.

Sobre el Estado tengo aún menos que decir. Creo que es el embrollo más grande, pero también creo que tenemos que hacer esfuerzos sistemáticos por investigarlo. Por eso me parece que el sistema adoptado para la reestructuración administrativa, lucha contra el burocratismo, etc., tiene un grave error de fondo; otra vez estamos cayendo en el sistema de dibujar al hombre comenzando por la nariz, sin un esquema de conjunto”.

El rosarino, casi como una obsesión vuelve a la rama industrial como la salida a la dependencia. Guevara acierta en el pronóstico. Con la caída de la URSS y el desplome de todo el campo socialista, Cuba se encontraba sin industrias, sin una rama de la economía para poder desarrollar y totalmente aislado habiendo vivido del subsidio soviético y en el triste papel que le tocó, mono productor de azúcar.

Creo que si al entusiasmo se le pone un pequeño freno de realidad y se hace un análisis comparativo con otros países no cayendo de nuevo en las pretensiones de tener crecimiento de 15 o 20% anual, nos podemos plantear qué es lo que queremos para el año 1980. Sobre esta base irá surgiendo lo que tendremos que producir, lo que tendremos que importar, cuánto tendremos que gastar en inversiones productivas y cuánto en inversiones improductivas y la repuesta al más grande interrogante: ¿podemos hacerlo con los actuales métodos y con el actual desarrollo de la economía, sí o no?.

Hay algunos estudios hechos por los compañeros del Ministerio que indican que no. Son preliminares, no sé si querrás leerlos. Esto indicaría que no se puede llegar a un desarrollo adecuado el año 80 simplemente con la ganadería y la caña; es necesario algo más. Ese algo más es la industria.

Lo digo con toda mi convicción (independientemente de lo que valga); si nosotros nos dedicamos a la agricultura y a la industria agropecuaria solamente, estamos liquidados en cuanto a las posibilidades reales de tener un desarrollo armónico y ser un país rico.

Hay que invertir en la industria, dentro de esta hay que tomar la industria más moderna; hay que tener una base mecánica suficientemente sólida, con una base metalúrgica elemental, por lo menos. Hay que hacerlo. Hay que dedicarse a la química del petróleo, del azúcar, la química básica, incluidos fertilizantes en ella; hay que quimificar al máximo. Hay que automatizar, única forma de competir. Hay que atender al problema inquietante del mantenimiento preventivo.

Haciendo todas estas cosas, más la base de una prospección geológica adecuada, desarrollo de la máquina agrícola dentro de nuestras posibilidades, industrias mecánicas como la construcción naval, parsimoniosamente y con una educación acelerada continua y eslabonada se podrá llegar lejos; si no se hace nada en este sentido, a partir del año 70 Cuba volverá a tener problemas de desocupación”.

Mirando al horizonte socialista. Aquí inaugurando una planta de sulfometales en la occidental provincia de Pinar del Río el 29 de octubre de 1961. Guevara intentaba todo el tiempo tener contacto con las masas y le manifestaba a Castro en su carta de despedida, el ejemplo que debía dar un dirigente en la construcción de la sociedad.

Guevara termina la carta haciendo una confesión brutal al funcionamiento de la maquinaria del Estado.

Creo estas son las cosas más importantes; creo también que no he dicho nada nuevo. Tengo cierta sensación de que esto es un poco de pérdida de tiempo para todos, porque tengo copias de otros escritos anteriores de un tono parecido y realmente poco ha cambiado desde entonces y nada de lo fundamental”.

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*La carta se puede leer completa en el libro titulado Ernesto Che Guevara Epistolario de un tiempo Cartas 1947-1967 de OceanSur.

 
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