En pocas horas, el capital financiero recibió varios de los gestos políticos que le estaba pidiendo a Alberto Fernández.
Entre miércoles y jueves, el candidato a presidente del Frente de Todos habló con Macri y dijo que ambos coincidían en querer “llevar tranquilidad a los mercados”, criticó los paliativos económicos anunciados como medidas “riesgosas” y, finalmente, dijo que la fuerte devaluación, con un dólar a $ 60, le parecía “razonable”.
Junto con eso, Fernández ratificó una vez más que cuando sean gobierno pagarán puntualmente la deuda a los especuladores: "Nuestra propuesta no supone desconocer obligaciones, ni default pero sí una lógica de funcionamiento distinto de la economía".
Mientras tanto, referentes económicos del candidato, como Álvarez Agis, salieron a descartar cualquier medida de control de capitales.
Los “mercados” recibieron entonces con entusiasmo las promesas de quien muy probablemente será el futuro presidente. El dólar cayó a $ 59,72, el índice accionario S&P subió un 3,7 % y el riesgo país bajó a 1764 puntos.
Donde no hay festejo alguno es en el pueblo trabajador.
Lo que para Alberto Fernández es un dólar “razonable”, para las grandes mayorías significa un nuevo y duro golpe al bolsillo, con una inflación que se vuelve a disparar. Junto con el candidato del Frente de Todos, sus aliados de la CGT y la CTA están dejando pasar sin lucha este nuevo ataque a las condiciones de vida de millones.
A la inversa, la devaluación de la moneda significa otro fabuloso negociado para las patronales del campo y todos los empresarios exportadores. Estamos ante otra gran transferencia de ingresos desde las mayorías hacia este puñado de capitalistas.
Alberto Fernández dijo este miércoles que “tenemos que hacer el esfuerzo todos los argentinos". Sin embargo, con el dólar a $ 60, el esfuerzo lo hacemos siempre los mismos.
Mientras tanto, Macri y Alberto Fernández sigue en campaña electoral y se pelean por ver quién paga el costo político de un ajuste en el que ambos coinciden.
Para las grandes mayorías, como planteó Nicolás del Caño, se trata de evitar seguir pagando los costos de esta crisis, exigiendo un plan de lucha a las centrales sindicales para pelear por medidas de emergencia básicas y elementales.
|