Después de las obras Muñeca (versión libre del original de Discépolo) y La farsa de los ausentes (versión libre del original El desierto entra en la ciudad de Roberto Arlt), Pompeyo Audivert presenta en esta ocasión una versión libre de El Pasado, escrita en 1906 por el dramaturgo Florencio Sánchez, constituyendo una trilogía de versiones de autores rioplatenses.
Esta pieza toma un texto dramático del llamado teatro moderno de principios del siglo XX, en el cual el protagonista es un núcleo familiar conservador. Se produce un quiebre en estas estructuras, en el cual cuestiones morales entran en juego, amenazando con destruir todo aquello que se cruce por su camino. En esta partida se ven sus hilos: las relaciones de poder. Aparece la necesidad imperiosa de cuidar las apariencias, no solo en la escala social, sino también ante aquellos que ya no están, aquellos irreprochables muertos presentes mediante su memoria y legado.
Trastorno constituye un "culebrón metafísico" que ilustra en este caso los conflictos sociales de una época. Este género evoca a las telenovelas por su tono melodramático, los sentimientos se encuentran exacerbados, las emociones se simplifican, reduciendo las contradicciones a una felicidad que poco tiene que ver con la realidad. Las situaciones se tornan increíblemente intensas rozando el límite de la tragedia, la traición se paga con sangre y se sugiere que nadie puede escapar a su destino. Sus diálogos son exagerados bordeando el tono paródico.
Si bien el teatro que propone Florencio Sánchez es un teatro que pretende ser un espejo, reflejar una realidad en la cual el espectador pueda identificarse. La propuesta de Pompeyo es antagónica, sugiere romper el espejo para crear nuevas realidades.
Pompeyo teoriza con lo que él llama "Piedrazo en el espejo", un teatro provocador y revolucionario. Para Pompeyo hasta romper el espejo, el teatro es la piedra. Luego de romperlo el teatro vuelve a ese anterior estado de unidad, la piedra sigue su viaje en dirección al centro del misterio donde van las fuerzas ciegas, el teatro queda en la superficie rota dando cuenta de los restos de una plenitud refleja y a la vez revelando lo que la sostenía como lo real que estaba oculto. Al romperse el espejo ya nada queda en su lugar y los fragmentos flotan en distintos niveles, el momento anterior al piedrazo, es una unidad en perdición. El piedrazo restablece la relatividad del reflejo y su dependencia con lo poético, y a la vez postula a la parte como todo, al fragmento como mundo.
Es interesante su planteo sobre la relación del actor/actriz frente al público, en la cual este constituye un otro en una estructura de "máscara" bajo circunstancias artificiales creadas a tal efecto, ese es el escándalo teatral de base, lo que vuelve poético y revolucionario de por si el acto teatral, que llama la pulsión de la otredad. Pompeyo define ese desdoblamiento del actor/actriz como paranormal.
De esta manera, se propone enlazar poéticamente temáticas de fuerte teatralidad como la identidad y la pertenencia. Corriéndose del registro cotidiano, conectándose con lo sagrado.
En este caso, la propuesta de Trastorno propone mediante un humor ácido y perturbador, generar en el espectador mediante formidables actuaciones, adentrarse en un universo complejo, cautivante y revelador.
Ficha artístico técnica:
Elenco: Pompeyo Audivert, Juan Manuel Correa, Pablo Diaz, Ivana Zacharski, Fernando Khabie, Julieta Carrera, Fernando Naval
Música: Claudio Peña
Iluminación: Leandra Rodríguez
Escenografía: Pompeyo Audivert / Lucia Rabey
Vestuario: Julio Suárez
Prensa: Daniel Franco
Dirección: Pompeyo Audivert / Andrés Mangone
Funciones: Viernes y sábado a las 20hs
Centro Cultural de la Cooperación - Av. Corrientes 1543
Entradas: $400
Informes y reservas: 5077-8000
Duración: 100 minutos |